AP y AFP.- Es una demoledora narración de dolor y perseverancia, de días con la mente entumecida del aburrimiento por estar en jaulas, jornadas de extenuantes caminatas, bombardeos, y un milagroso rescate al final.
Lo más destacable de la crónica de los 1.967 días en que los tres contratistas estadounidenses, Marc Gonsalves, Keith Stansell y Tom Howes, resistieron el cautiverio en poder de la guerrillera colombiana de las FARC, es la descripción del comportamiento humano sometido al secuestro.
Una de las revelaciones más polémicas en el libro “Out of Captivity” (“Fuera del Cautiverio”) es la opinión sobre su compañera de confinamiento, Ingrid Betancourt. Los norteamericanos, subcontratistas que se encontraban en un avión encargado de fotografiar zonas controladas por la guerrilla, fueron capturados luego de estrellarse la nave, en el 2003.
Uno de los empleados de Northrop Grumman afirma que la política colombo-francesa era altiva, egocéntrica, robaba comida, ocultaba libros e incluso los acusaba a los tres de ser agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por siglas en inglés).
“La vi intentar querer asumir el control del campamento con una arrogancia que estaba fuera de control. Algunos guardias nos trataron mejor que ella”, dijo Stansell, exinfante de marina de 44 años, y rescatado junto a Betancourt, Howes y Gonsalves.
Betancourt no respondió a estas críticas, pero el exsenador Luis Eladio Pérez, secuestrado en el mismo campamento, negó que Ingrid alguna vez le dijera a las FARC que los tres eran de la CIA.
Romance con Ingrid
A lo largo de las 457 páginas de narración, ellos relatan por turnos sus experiencias. Gonsalves agregó que los rehenes competían no sólo por espacio y el uso de un diccionario, sino también por las minúsculas raciones de comida, “era una suerte si en el insignificante caldo se asomaba una pierna o cabeza de pollo”.
Gonsalves es el único que carece de resentimientos hacia Betancourt y, según él, desarrollaron una relación sentimental, desatando celos entre los otros secuestrados. Dice que ahora ambos se comunican por teléfono y correo.
Al momento del secuestro, Gonsalves, de 36 años, exanalista de inteligencia de la Fuerza Aérea, tenía a su cargo fotografiar cultivos de droga de las FARC.
Stansell, oriundo de la Florida, era el jefe de la misión, mientras Howes, de 55 años y de Connecticut, era el copiloto. Howes dijo que con el tiempo aceptaron la posibilidad de que la muerte podría llegar en cualquier momento, en virtud de que las órdenes de sus custodios era matarlos si los militares intentaban un rescate.
En cautiverio los tres establecieron un gimnasio, convirtiendo troncos de madera en barras de ejercicio. Si bien los matrimonios de Gonsalves y Howes no resistieron el cautiverio, Stansell vive ahora con una aeromoza colombiana con quien había tenido un amorío poco antes de su captura.
Ella dio a luz a mellizos, y se mantuvo fiel, enviándole con frecuencia mensajes de amor por programas de radio que llegan a ser escuchados en la selva.
Las FARC aseguraron que el bombardeo de hace exactamente un año, y en el que murió su líder, “Raúl Reyes”, también destruyó “de un solo tajo” las gestiones de búsqueda de la paz y de un acuerdo para liberar rehenes.
Ese fue el impacto de la acción militar colombiana contra la base que “Reyes” tenía en Ecuador, según el mando central de la organización insurgente, que también sufrió la pérdida histórica de tres dirigentes en marzo del 2008, entre ellos su fundador, “Manuel Marulanda”.
“Reyes”, segundo al mando y portavoz internacional de las FARC, fue abatido el 1.° de marzo del 2008, al otro lado de la frontera sur de Colombia con Ecuador.
En el ataque también murieron otros 25 rebeldes y civiles, incluidos un ecuatoriano y 4 universitarios mexicanos. Además, la acción permitió decomisar varias computadoras con archivos que, según Bogotá, muestran los nexos de las FARC con personalidades locales y del exterior.
Los militares colombianos divulgaron el jueves las primeras fotos de algunos de estos equipos, como también de la manera cómo se hicieron con el cadáver de “Reyes”, trasladado de inmediato a Bogotá.
En un comunicado divulgado con motivo del primer aniversario de la muerte de “Reyes”, el Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC afirmó que el ataque “fue una puñalada trapera a la posibilidad real de conquistar la paz en Colombia”.
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