*Artículo tomado de la Revista Semana, versión en Internet
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En la remota aldea rural de Kogelo, a siete horas de Nairobi, las cosas han cambiado para algunos de sus 3.000 habitantes.
En este lugar de calles polvorientas, sin restaurantes ni hoteles, y una de las regiones con mayor índice de sida, el plato fuerte es el “tour”: “Obama, el humilde”, que por $15 ofrece un paseo de una hora por los lugares en los que el Presidente de Estados Unidos estuvo durante tres visitas.
Quien tenga intenciones de pasar la noche puede hospedarse en una de sus casas de barro, sin luz ni agua. La única que ya tiene estos beneficios se ha convertido en sitio de peregrinación obligada.
“Esta es la casa donde Obama durmió”, aseguran los guías improvisados. Aunque sin duda es una construcción humilde de ladrillos y aluminio, tiene antena parabólica, una torre de electricidad y depósito de agua.
Le fueron reemplazadas las letrinas por baños y está cercada. Eso sin contar que desde hace algún tiempo 10 guardias pasan las 24 horas vigilando su entrada. Su propietaria es mamá Sarah, la matriarca del clan Obama, quien desde la campaña electoral de EE. UU. se hizo famosa como la abuela de Barack Obama.
La mujer se ha vuelto tan popular que el bar del pueblo tiene su nombre y en él se puede disfrutar de una cerveza “Obama”.
En realidad, la anciana de 87 años no es la abuela biológica del Presidente, pero en África es común la poligamia y para los Luo, tribu a la que pertenece, los hijos que tenga el hombre es como si fueran de todas sus esposas.
Sarah fue la última de las tres mujeres del abuelo de Barack, Hussein Onyango Obama. Ella se encargó de criar al papá del mandatario, cuando su verdadera madre, Akumu, abandonó el hogar por los maltratos del marido.
La familia Obama ha despertado tanta curiosidad, que ha recibido 50 visitas en un día, incluidos quienes van a rogar por una visa gringa.
Algunos de los hermanos de Obama cobran entre $100 y $300 por entrevistas. “Mi tiempo vale mucho. Soy el hermano del Presidente de EE. UU.”, dice Malik, musulmán y polígamo y dueño una tienda de electrodomésticos ubicada a una hora de Kogelo. Asegura, aunque pocos le creen, que el dinero es para su fundación Barack H. Obama, dedicada a realizar proyectos comunales.
George es quien más pide, aunque confiesa que Barack es un extraño para él. Vive harapiento en uno de los barrios más pobres de Nairobi y hace poco fue detenido por tener marihuana, lo que puede acarrear siete años de cárcel, pero que por ser quien es no pasó a mayores.
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