Edgar Fonseca, Director de Al Día
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Con la presentación de esa excepcional artista nuestra Raquel Ramírez, mezzosoprano que lucha a brazo partido por el arte y su vida, el país tuvo el pasado martes la mejor noticia del año: llenazo en el Teatro Nacional con obras culturales al mediodía.

La reacción del público, ocupando hasta la última butaca, evidencia que nuestra sociedad está ávida de espacios como estos, más allá de las corridas y los redondeles.

Sin duda, un éxito a las puertas para los organizadores y, creo, le van a hacer falta fechas en el calendario para completar un programa más variado y accesible para la mayoría de ciudadanos.

En momentos en que una “cultura” de violencia desbocada amenaza con enseñorearse en nuestras vidas, este proyecto de cultura popular, a menos de un dólar por tanda, nos parece una idea en la mejor dirección.

Hay que llenar, mejor de día, no solo el Teatro Nacional y el Melico Salazar, sino todos los teatros capitalinos y de provincias con las mayores manifestaciones permanentes de nuestra cultura.

Quizá, por ahí, nuestra sociedad tendrá un inmejorable antídoto en estas horas tan aciagas para la convivencia en que el comentario del día es: “¡Y cómo te has salvado de un bajonazo, de un paseo millonario o de un acuchillamiento salvaje!”.

El deslumbre del Festival Internacional de las Artes del 2008 aún gravita. Calles, avenidas, bulevares y parques copados por la asistencia popular a una prolífica convocatoria de arte.

Deben multiplicarse estas opciones. Que se llenen esas salas de jóvenes, necesitados de formación y distracción; de gentes de todos los estratos y rumbos y que todos apreciaremos esa veta, ese rescate de los valores perdurables del país.