Carlos Láscarez S.
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Turrialba. - Querer librarse de un compañero que no le permitía hablar con nadie, ni ir a visitar a sus padres, le costó la vida a Ana Lucía Pérez, de Tuis de Turrialba, Cartago.
Pérez deseaba dedicarle más tiempo a su hijo de 15 años, a quien el cubano de apellido Lamas solía castigar prohibiéndole salir del cuarto durante varios días, quemándole la ropa, imponiéndole una lista de deberes diarios y no permitiendo la entrada de amigos a la casa.
“Ella pasó de ser una persona alegre a alguien que casi no nos hablaba. Se puso superdelgada”, contó a Al Día Álvaro Pérez Sanabria, hermano de la víctima.
“Mi hermana Ana Lucía vivió aislada durante los últimos tres meses y, cuando quiso recobrar su libertad, la asesinó”, añadió el hermano.
El grado de manipulación llegó a tal extremo que el cubano, quien al inicio dijo llamarse “Johnny”, la convenció de que le comprara a un vecino un vehículo doble tracción.
Como ella no tenía dinero, la obligó a entregar ¢500 mil y pagar el marchamo. Poco después, el vecino le quitó el carro porque ella no pudo cancelar el resto de la deuda, confirmaron familiares.
El padre biológico del niño, Carlos Cordero, explicó que cuando se enteró de lo que vivía su hijo, interpuso, a finales de noviembre, una denuncia ante la Fiscalía de Turrialba y buscó ayuda de una orientadora del colegio, quien, según afirma, le dio la espalda.
Al cubano, Ana Lucía lo conoció en la estación de buses de Cartago, un mes después de su divorcio. Siempre iba a dejarla al trabajo y a recogerla, a fin de que no le hablara a nadie, narraron el hermano y Otto Dittel, sobrino de esta turrialbeña que murió la tarde del domingo de múltiples heridas en la cabeza y las cervicales.
Contra el sospechoso, el Juzgado Penal local impuso ayer cinco meses de prisión por el delito de feminicidio, informó la Corte.
Entre antenoche y la mañana de ayer, Álvaro Pérez y otros familiares quemaron algunos objetos extraños hallados dentro de la vivienda en Tuis. Encontraron una vieja muñeca negra en una mecedora, con una esclava amarrada en el cuello. Tenía aretes sucios en las orejas, un coco con tres bolinchas, tierra con gusanos, naipes raros y cartas de amor.
Dolor no pasa
Álvaro Pérez, hermano.
La tenía absorbida y con temores. Él siempre hacía muchas quemas. La enterraremos mañana (hoy) a las 8 a.m.”.
Kattia Acuña, cuñada.
Cuando andaba fuera, ella pasaba pendiente del reloj. Al inicio, le dio un anillo de matrimonio y le regalaba ropa”.
Carlos Cordero, padre del niño.
No quise meterme entre ellos para no hacer el problema más grande. Luego, los abuelos me contaron la realidad”.
La víctima
Ana Lucía Pérez
Edad: 44 años
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