Los ángeles/EFE. Si Japón se convirtió en el verdugo de Cuba, Corea del Sur hizo lo propio con Venezuela, después de darle una lección en la primera semifinal de la segunda edición del Clásico Mundial de Béisbol, que ganó por paliza de 10-2.
Corea del Sur no sólo se clasificó con todo el merecimiento a la gran final, que disputará hoy con el ganador de la segunda semifinal, que disputaban ayer al cierre de edición Estados Unidos y Japón, sino que además dejó en evidencia al piloto de Venezuela, Luis Sojo, por la decisión de sacar a Carlos Silva como abridor.
El Dodger Stadium, de Los Ángeles, se vino abajo ante el delirio de la mayoría de los 43.378 espectadores que apoyaban al equipo surcoreano.
El comisionado del béisbol de las Grandes Ligas, Bud Selig, también vio el juego.
Si lo anterior no había sido suficiente, ante un descontrolado Silva, el abridor surcoreano Suk-Min Yoon silenció por completo a la artillería pesada venezolana, repleta de jugadores de Grandes Ligas.
Yoon (2-0) lanzó seis entradas y dos tercios para ceder sólo dos carreras limpias.
“Más que estar nervioso, tenía confianza, aunque sabía que eran bateadores de Grandes Ligas”, declaró Yoon.
Por su parte, Sojo manifestó que “es muy doloroso perder de esta manera”.
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