Sofía Quesada Chavarría
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Nuevamente llovieron los goles para la selección infantil de Costa Rica, que tras la derrota 4-1 ante Burkina Faso, prepara las maletas para regresar al país.

El marcador, idéntico al del jueves ante Turquía, nos quitó las posibilidades de pasar a los octavos de final. Quedamos como colistas del grupo con un punto, el que se rescató en el debut ante Nueva Zelanda.

Con serias deficiencias, con un juego mal estructurado, desordenado y con carencia ofensiva, los infantiles regresan a casa.

“Este es un proceso de formación”, dijo el técnico nacional Juan Diego Quesada, minutos después de quedar eliminados.

Un fútbol gris y con muchas carencias fue lo que mostró la Tricolor en esta cita mundialista. De las tres presentaciones no se rescata una.

El partido se complicó mucho en el inicio de la primera mitad, cuando llega el tanto de Zidane Zoungrana, que aprovechó un error de la zaga para irse por velocidad y batir a Mauricio Vargas. Al gol se sumó la expulsión del nacional Adrián Mora en la siguiente jugada.

Por los mismos errores llegó el segundo, tercer y cuarto gol. El volante del Saprissa Juan Golobio anotó para la Tricolor.

La historia se repitió y Costa Rica se despidió de un Mundial Sub-17 ante Burkina Faso, como ocurrió en Trinidad y Tobago 2001, cuando los africanos nos superaron en cuartos de final (2-0). En aquella ocasión, como en Nigeria, Juan Diego Quesada era el entrenador de las promesas nacionales.

La gran decepción de la Sub-17 contrasta totalmente con la sensacional actuación de la juvenil en el Mundial disputado recientemente en Egipto, donde se consiguió el cuarto lugar.

Burkina Faso, cuyo mejor resultado es la tercera plaza en el 2001, se enfrentará el jueves en octavos al líder del grupo E en Kano, que salvo gran sorpresa será España, a la que le basta con puntuar hoy en su encuentro ante el colista Malaui.