Isaac Zúñiga Keith
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Él hace de las suyas con el equipo de Barva, en la Liga Superior de Baloncesto desde el 2002, donde se desempeña como alero (posición dos) y en el cual ha logrado ganar tres títulos de campeón nacional.
Y es que, es en el rectángulo de juego, el sitio donde la gente más lo conoce, pero como deportista, sin ir más a fondo y lejos de ese mundo, como lo hizo VIP.
Se trata de Andrés Barrantes, un griego de pura cepa como él mismo lo asegura con orgullo, que combina el deporte de los aros con su carrera de Publicidad.
“Entre semana el tiempo lo dedico a mis dos trabajos, en el día a la publicidad laborando para la empresa Impacto Visual y por las noches voy a Heredia a entrenar con Barva”, explicó Barrantes.
De entrada el jugador deja al descubierto que es una persona “sencilla, responsable, muy carismática y alegre. Un buen amigo que siempre está dispuesto a dar consejos, e independiente”.
“Vivo solo hace dos años. Sé hacer de todo: cocinar, limpiar, aplanchar, hago el oficio, soy auto suficiente”, contó, este amante de la música en inglés vieja y todo tipo de baladas.
“Me gusta de todo un poco, pero sí me considero más romanticón”, confesó.
Y aunque el baloncesto es una de sus principales pasiones, es curioso que el deporte que siempre le ha gustado es el fútbol.
Incluso en el 2006 formó parte del equipo de Grecia en la Liga de Ascenso por cuatro meses, aprovechando un receso en la temporada del baloncesto nacional, demostrando también que tiene dotes futboleros.
“Siempre lo que me ha gustado es el fútbol pero en el colegio que estaba le daban mucho énfasis al baloncesto. Luego me fui a terminar los estudios a Estados Unidos, e igual jugaba allá”, añadió.
De pequeño tenía otras pasiones. Una de ellas era la de hacer travesuras un poco fuera de lo común.
“Era maldoso, tortero e hiperactivo. Disfruté mucho de mi vida, no me arrepiento de nada”, contó riendo.
“Una vez casi se incendió un balneario que tiene mi abuelo. Andaba en el techo por la cocinas, hice un fuego y casi lo quemo, me fajearon todo”, mencionó entre risas, al momento que recordaba otra de sus buenas tortas: “tenía una maña. Donde vivimos, había un balcón y pasaban en la mañana las muchachas que iban para el colegio y las orinaba”, agregó Barrantes, quien es toda una caja de Pandora.
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