Edgar Fonseca
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La Sala Constitucional al borde del colapso. La Defensoría de los Habitantes sin titular designado. Y toda suerte de rebatiña legislativa.

Cinismo y desparpajo de políticos matrafuleros y de sus acólitos pocapena.

Lectura recomendada para muchos aquí, la lúcida reflexión de la presidenta Michelle Bachelet de Chile sobre por qué su país se ha convertido en un ejemplo para Latinoamérica y el mundo, como destaca El País de Madrid.

“… somos serios, que respetamos las normas, que somos exigentes con nosotros mismos, que no nos quedamos con las respuestas fáciles ni con los aplausos. Y eso nos ha permitido que las instituciones funcionen. Y si las instituciones no funcionan, hay una crítica lapidaria; y por estas razones, en parte, a Chile le ha ido bastante bien, ha hecho las cosas que ha hecho, ha sido capaz de recuperar la democracia y reconstruir el país”.

Palabras sabias de una líder socialista, desgarrada por una de las más feroces dictaduras que recuerda la historia del hemisferio.

“…crecer para incluir”, añade Bachelet, y puntualiza: “Equilibrio macroeconómico, cuentas saneadas, responsabilidad fiscal… políticas sociales muy fuertes que, a medida que crece el país, van incluyendo a todos… entender que en un país de 16 millones no se vive del consumo interno. Tenemos más de 56 tratados de libre comercio con el mundo. Pensamos que es buena la globalización y hay que buscar oportunidades. Creemos que el libre comercio es una oportunidad. Hay países que lo ven como una amenaza”.

Toda una cátedra de conducción pública para aquellos políticos, dirigentes y ciertos gurús locales sumidos en conductas irresponsables. Y, en estos tiempos, cátedra obligatoria para ciertos candidatos de pasarela.