Domingo 22 de noviembre de 2009, San José, Costa Rica
Nacionales | Autoridades de Salud esperan que Río Azul se transforme en un parque
Botadero de basura se convierte en zona verde
Vecinos aseguran que la comunidad se está recuperando y ahora esperan tener más fuentes de empleo
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    Así se veía Río Azul el jueves pasado por la mañana. De la bolsas de basura, las moscas y los zopilotes solo queda el recuerdo. Herbert Arley.
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    Aquí se tratan con químicos los líquidos que salen del interior de Río Azul donde están sepultados los desechos. Herbert Arley.
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    Los lixiviados pasan de tener un color casi negro a transparente. Herbert Arley.
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    Los canales de drenaje del relleno son de material flexible. Herbert Arley.
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    La gruesa tubería de extracción de gas atraviesa la cima de la montaña. Herbert Arley.
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    Cuando la transformación esté terminada, el antiguo botadero parecerá un enorme jardín. Herbert Arley.
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Esteban Rojas Sáurez
erojas@aldia.co.cr

La primera vez que entré a Río Azul tuve que tirar a la basura los zapatos que llevaba puestos al llegar a mi casa, porque se les impregnó un olor insoportable, a los que llevé puestos el jueves pasado únicamente les sacudí el polvo.

Eso fue días antes del 31 de julio del 2007, cuando el vertedero cerró sus puertas a los camiones cargados con basura. A este lugar entraban diariamente 700 toneladas de desperdicios.

Hoy, para evitar lo que me sucedió en ese momento, me preparo y realizo la visita con botas, pero cuál es mi sorpresa, la hediondez a podrido desapareció, una gran parte de los zopilotes se convirtió en garzas y halcones, y en vez de ratas gigantes se puede observar una que otra ardilla.

El botadero pestilente donde los buzos sacaban su sustento diario y cuentan que en más de una ocasión hallaron restos humanos, ahora es una amplia zona verde, que pretenden convertir en un parque que sea un nuevo pulmón para el país.

Isabel Arguedas, vecina de Río Azul, aseguró que hace 35 años la localidad estaba llena de árboles frutales, fuentes de agua, pero todo se fue muriendo a partir de 1973, cuando Río Azul empezó a recibir la basura metropolitana como un botadero a cielo abierto.

“No podíamos abrir las puertas de las casas por la gran cantidad de moscas que se colaban a la hora de almorzar”.

El cambio no ha sido fácil, la inversión es millonaria y el trabajo muy serio, porque la montaña de basura de Río Azul se tiene que ir digiriendo y tratarse técnicamente para así darle paso al paraíso.

“Fue una lucha de años, contra los que estaban arriba, la gente no se quería acercar a la comunidad”, recordó Arguedas.

José Garro, otro vecino, afirmó que ahora se vive en un ambiente más sano para los niños. “La gente ya no ve esta comunidad con desprecio. Lo que necesitamos son más fuentes de empleo para toda la comunidad”.

Cambio lento

Una capa de arcilla de 80 centímetros de espesor es la encargada de sellar el terreno, cubrir la basura y evitar el ingreso de líquidos.

El ingeniero del Ministerio de Salud, Jorge Boza explicó que para mitigar el impacto ambiental en el vertedero de 40 hectáreas, propiedad del Ministerio de Salud, se colocó un drenaje de alrededor de 5 mil metros que transporta los lixiviados (líquidos que produce la basura) hasta la planta de tratamiento que los purifica.

Boza indicó que con el nuevo sistema se pasó de 17 mil litros a más de 100 mil por día. “Con esto estamos evitando que estos líquidos contaminados lleguen a los mantos acuíferos”.

El jefe del proyecto de la WPP, Ricardo Triana comentó que se ocuparon 140 mil metros cuadrados de zacate.

Una de las preocupaciones de las personas es el gas que se produce a partir de la descomposición de la basura, pero este está siendo utilizado por la Compañía Nacional de Fuerza y Luz para la producción de electricidad.

Al llegar a la parte más alta del antiguo relleno se pueden observar una amplia red de tubos de color negro encargados de transportar el gas. El olor es indescriptible, pero no es muy fuerte.

Atrás quedó el tufo putrefacto y penetrante a basura.

Así estaba

Los camiones entraban todos los días a dejar los desperdicios de diversas comunidades del Área Metropolitana. ARCHIVO.

Muchas personas se ganaban la vida buscando entre la basura cosas que todavía pudieran tener algún valor. ARCHIVO.

La maquinaria tenía que compactar las montañas de desechos de donde se alimentaban zopilotes, ratas y moscas. ARCHIVO.

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