Mariela Hernández Lizano tuvo un problema durante una salida familiar a comer.
“El 12 de octubre fui a almorzar con mi familia a Pan e Vino en Escazú, cuando disfrutaba de mi pedazo de pizza sentí algo duro al morder. Para mi sorpresa, era un clavo de acero de 5 centímetros, que bien pudo haberme roto la boca”. Según Hernández, además, el trato recibido en el negocio no fue el mejor.
En el restaurante, el gerente Bernal Vega aseguró que ese fue un hecho aislado.
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