Julio Peña, corresponsal GN
Rodolfo Martín
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Guanacaste. - Los sancarleños llegaron a Belén allá por el 2001, con sombrero de ala ancha, camisas a cuadros, hebilla, pantalones y botas vaqueras.
Inicialmente, compraron lotes pequeños de animales a los ganaderos locales, a quienes les pagaban con cheques que cambiaban sin problemas de inmediato, trascendió anteayer en el Tribunal de Juicio del Segundo Circuito Judicial de Guanacaste.
Con estos pagos, se fueron ganando la fama de buenos compradores entre los productores nicoyanos. Los lotes oscilaban entre los ¢2 y ¢ 3 millones.
Todo iba bien hasta que los sancarleños hicieron negocio con uno de los ganaderos más respetados de la zona, Saiden García Carrillo, quien poseía un hato que ascendió a los ¢22 millones.
Los compradores cancelaron el ganado con cheques, pero a diferencia de los casos anteriores, García no pudo cambiar los giros por falta de fondos.
El Tribunal de Juicio, luego de casi ocho años de proceso judicial, determinó que el actuar de los sancarleños, de apellidos Acuña y Cerdas, era constitutivo del delito de estafa por lo cual los condenaron a tres años de prisión y al pago de una acción civil resarcitoria superior a los ¢30 millones.
Sin embargo, ninguno de los dos irá a la cárcel porque se vieron favorecidos con el beneficio de la ejecución condicional de la pena.
Un hermano de García resultó absuelto, su abogado defensor, Henry Briones, afirmó que se hizo justicia al establecer la honestidad de su cliente.
Por su parte, Bernardo Vargas, abogado director de la acción civil, explicó: “mi cliente (Saiden García) fue víctima de todo un montaje que le causó pérdidas irreparables, pero, gracias a Dios, los jueces dictaminaron a derecho en el caso”.
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