“¡Me siento como una inútil! Mi esposo me dice que no sea necia que le dé tiempo al tiempo para recuperarme pero cada día me lleno más y más de nervios!”, expresó ayer en Turrubares, Eneida Brenes Porras, de 47 años, una de las sobrevivientes del jueves 22 de octubre.
Ese tipo de heridas, como la aflicción que encierra el que, por la falta de puente, se complican las salidas a Orotina, están presentes en casi todos los que iban en el autobús que cayó al río Grande de Tárcoles.
“Tengo ganas de correr y gritar muy fuerte para desahogarme, pero no puedo”, dijo con la voz entrecortada.
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