Domingo 20 de septiembre de 2009, San José, Costa Rica
Nacionales | Valoraciones del Tribunal en caso de joven violada por karateca
Hay traumas que jamás borrará
Defensa de Alvarado Prada prepara apelación y alega que hubo sesgo en análisis de las pruebas

Erick Carvajal M.
ecarvajal@aldia.co.cr

“... Se declara autor responsable de dos delitos de violación en concurso material al imputado Andrés Alvarado Prada, en razón de ello se le imponen 10 años de prisión por cada delito para un total de 20 años...”.

Con esta decisión de los jueces se cerró un capítulo traumático en la vida de María Laura Víquez, que inició el 12 de diciembre del 2004 mientras fue objeto de abusos en una fiesta de barra libre en Santa Ana.

La sentencia, 210-2009, dictada por los jueces Alicia Salas, Álvaro Abarca y Gustavo Cedeño, el 3 de setiembre pasado a las 4 p.m., le daban la razón a Víquez.

Los abogados de Alvarado preparan la apelación que plantearán ante la Sala Tercera. El condenado inicia sus primeros días en la cárcel.

Federico Campos, uno de los defensores de Alvarado, aseguró, el viernes pasado, que su cliente es inocente. Hay que recordar que la sentencia aún no está en firme y que la misma será elevada a Casación.

Los hechos

El Tribunal Penal del Tercer Circuito Judicial resumió, en el capítulo “Hechos demostrados”, el daño moral y material contra María Laura.

El siguiente es un extracto de los razonamientos del tribunal:

– Violación. Según el Tribunal, a eso de la 1:30 a.m., del domingo 12 de diciembre del 2004, en el estacionamiento del Bar y Restaurante Bökaos, en Santa Ana, María Laura Víquez Pacheco fue violada dos veces, por Andrés Alvarado Prada, alias “Gato”.

–Horas antes. A las 11:30 p.m., del día anterior, sábado 11 de diciembre del año 2004, María Laura Víquez y dos amigos de apellidos Leñero y Segura, llegaron a Bökaos, en el vehículo de la primera, conducido por el segundo, donde se encontrarían con otros amigos, en una fiesta “barra libre”, donde cancelaron ¢8 mil de entrada, con derecho a consumir las bebidas que desearan.

–Pagaron entrada. Ya en Bökaos, estacionaron el carro y caminaron por un bulevar pequeño de zacate, hasta donde estaban dos guardias de la empresa de seguridad Romero, a quienes les pagaron las entradas.

– La observó. El Tribunal estableció que cuando Andrés Alvarado la observó, se aproximó y la jaló del brazo, en tanto le decía: “¡Seguro que no era su liguecillo... jetona¡"; refiriéndose a Leñero, con quien la ofendida continuó su camino. Luego le contó a Segura lo que Andrés le había hecho.

– Tomó tragos. Según la sentencia, durante la multitudinaria fiesta, la ofendida conversó con sus amigos, bailó y se tomó algunos tragos. Platicó con otro joven de apellido Osborne, con quien bailó por algún rato.

– No contestó. A la 1:20 a.m., del domingo 12 de diciembre, su hermano Fernando llegó a despedirse porque iba a comer a Subway, en Plaza Los Laureles, Escazú. Ella le indicó que no se preocupara, porque Segura y Leñero la acompañarían hasta su casa. El hermano regresó a buscarla y como no la encontró, la llamó a su celular a la 1:36 a.m., pero ella no le contestó, pues en ese momento estaba siendo ultrajada.

– Intentó ir al baño. Minutos después de despedirse de su hermano, intentó dirigirse al baño. Este es el último evento que recuerda sobre la fiesta. Ni siquiera puede precisar si logró llegar al baño, o no. En ese lapso fue cuando su hermano la llamó y no pudo encontrarla.

– Volvió en sí. Cuando volvió en sí, María Laura Víquez Pacheco estaba arrecostada en el centro del asiento trasero del vehículo Isuzu Rodeo, 4x4, color rojo; no se percató de cómo llegó hasta ahí, pero sí precisa las agresiones que sufrió dentro de ese automotor.

–Imágenes en su mente. Las imágenes que su mente revive, ubican a Andrés en el asiento de atrás, sobre ella, bajándole su pantalón blanco. Recuerda tratar de impedir que la desnudara y suplicarle: “quítese, quítese”, “que no y que no y que no”, “que se quite, que yo no quiero”. La fuerza de Andrés Alvarado Prada, profesor de Karate, pudo más que ella y, sin su consentimiento, la penetró en su vagina.

–Constante negativa. De seguido, y a pesar de su constante negativa y de sus esfuerzos por resistir la ofensiva, Andrés … le causó una dolorosa fisura. Ella, suplicaba: “quítese que me duele, quítese, quítese, en serio me está doliendo”, pero él no prestó atención a sus súplicas.

El impacto

–Impacto sufrido. Del impacto sufrido, María Laura luego de que la sacan del carro presenta una laguna mental y no puede precisar lo sucedido. Cuando la recobró, se sentía muy mal; estaba acostada hacia arriba, con su ropa desacomodada, ofendida vilmente delante de muchas personas. A su lado estaban dos oficiales de seguridad, vestidos de negro, y enfrente … una de las organizadoras de la fiesta. De repente, alguien la alzó y se la llevó. Supo … quien la llevaba cuando le habló, pues reconoció su voz. Cuando la cargaba hacia el carro, la ofendida comenzó a llorar, mientras le contaba lo ocurrido.

–Muy desorientada. Su padre le comentó que al llegar al Hospital Cima, él la percibió muy desorientada y totalmente desubicada. La acostaron en una camilla, y llegó un doctor a valorarla, quien llamó de inmediato a los médicos forenses y a la ginecóloga de la ofendida. Mientras llegaban, su madre y su tía, la acompañaron. A las 7:00 horas, el médico forense se apersonó al hospital para valorarla. Notó su aliento etílico y en sus genitales encontró enrojecimiento de la región vulvar ...

–Su vida cambió. Desde el 12 de diciembre del 2004, la vida de María Laura Víquez Pacheco cambió radicalmente. Las agresiones que sufrió provocaron graves traumas que jamás podrá borrar de su mente. Los sentimientos, sensaciones y temores que siente ahora, nunca antes los había experimentado. Incluso a nivel universitario, ha tenido repercusiones, pues la ansiedad que la ha embargado, no le permite concentrarse como solía hacerlo antes.

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