Domingo 20 de septiembre de 2009, San José, Costa Rica
VIP | Marvin Araya, Director de la Orquesta Filarmónica
Sería un saxofón
Más que director es un maestro, quien disfruta de cualquier música, mientras sea buena
  • AlDia.cr
    Foto: Alexander Otárola / Locación: Teatro Nacional. |

Isaac Lobo
ilobo@aldia.co.cr

Un regalo inesperado a los siete años, una pianica, desató un maremoto artístico en la vida del músico Marvin Araya.

El director de la Orquesta Filarmónica habla sobre su trabajo, sus gustos y la convivencia que tiene entre instrumentos musicales.

Aunque muchos crean que sólo piensa en música clásica, él ha tocado desde salsa, merengue y hasta rock.

¿Cómo es Marvin Araya?

Soy tímido, sensible y me preocupa hacer sentir mal a la gente.

Si reencarnara en un instrumento, ¿cuál sería?

Sería un saxofón. Porque es versátil, hermoso, potente, tierno, es sensual y agresivo. Puede hacer de todo, seducir intimidar y dar fuerza.

¿Y el clarinete?, el instrumento que toca

Ese es más como yo: pícaro, jocoso, fresco y juguetón. Le gusta la vida feliz y es más simple de lo que parece.

¿Cómo le llega la música?

Fue en una Navidad cuando tenía siete años, un regalo inesperado, una pianica y me volví loco con ella. La tocaba donde fuera, desde actos cívicos hasta fiestas familiares.

¿Y cuándo la estudió?

Soy producto 100 por ciento costarricense, salí de la Orquesta Sinfónica Juvenil, ahí empecé de cero.

¿Cómo se dirige bien?

Más que decirle a los demás cómo hacer las cosas, hay que demostrar que uno es quien más disfruta haciéndolas.

¿Cuál artista lo impactó?

Andrea Bocelli, por su espiritualidad. Pero los músicos en general amamos a la misma mujer, que es la música y ella es tan amorosa que nos quiere a todos por igual.

¿Le gusta la música popular o la clásica?

No existe lo popular o lo clásico. Sólo existe la buena música y la mala música, depende de cómo se haga.

¿Otras pasiones?

El fútbol, con el cual soy muy crítico y la cocina.

¿Cómo es de jefe?

En una época fui muy estresado, luego aprendí que el estrés distorcionaba la visión de las cosas, así que dejé de preocuparme y empecé a ocuparme.

¿Trabajar con niños?

Desde que empecé con niños en la Sinfónica Juvenil, veo en los alumnos la cara de mis tres hijos. Hay que ser como los pequeños, porque hemos perdido la capacidad de asombro.

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