Amsterdam, Holanda.- En el 2001, una bebé de cinco meses que padecía del corazón, murió en el Hospital Infantil Juliana, en La Haya, donde trabajaba Lucia de Berk, una enfermera de 48 años.
El análisis de sangre de la menor registró elevados índices de morfina y potasio, sustancias utilizadas para combatir insuficiencias cardíacas, por lo que se concluyó probable que alguien le puso una inyección letal.
De Berk, amante del tarot y el esoterismo, había comentado un día a un compañero, una frase que al ser conocida por los investigadores del caso, disparó las alarmas: “He liberado a 13 personas de su sufrimiento”.
La policía, entonces, investigó su pasado. En los seis años anteriores, siete pacientes habían tenido muertes similares en los tres hospitales en los que De Berk no sólo había laborado, sino en los que estaba de guardia en el momento de los fallecimientos.
También leyeron su diario íntimo, en el que recogía pensamientos enigmáticos.
Al iniciar el juicio en su contra por siete cargos de asesinato y tres de intento de asesinato por envenenamiento, un dato de la fiscalía retumbó en la sala: “Sólo hay una posibilidad entre 342 millones de que las muertes hubiesen ocurrido por casualidad durante su turno”.
Largo camino
El veredicto se dio a conocer en el 2003, cuando los jueces condenaron a De Berk a cadena perpetua. Pero en el 2008, el Tribunal Supremo de Holanda decidió reabrir el caso y puso en duda, tanto las pruebas estadísticas como la causa de muerte de la bebé.
El pasado marzo, la Fiscalía pidió la absolución de De Berk, que había salido de la cárcel en abril del 2008, a la espera de que su caso fuera revisado.
Ese año la mujer quedó libre al pendiente de un nuevo juicio y finalmente el miércoles pasado el Tribunal de Apelaciones de Arnhem la declaró inocente. Según admitió la corte, toxicólogos refutaron los análisis hechos a la niña muerta en el 2001 y se comprobó que varios de los pacientes atendidos por la enfermera perdieron la vida por causas naturales y no criminales.
Presentada por la prensa como el “Ángel de la muerte” y la primera asesina en serie de Holanda, De Berk también recibió una disculpa de parte del fiscal general holandés, Harm Brouwer.
“No podemos borrar su dolor, pero nos ocuparemos de que sea compensada lo más rápido posible, al menos económicamente”, indicó un portavoz judicial luego de la absolutoria.
Ahora, la mujer se prepara para lanzar al mercado un libro donde cuenta todo lo vivido.
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