Mauricio Astorga
Muchas veces nos lamentamos de los obstáculos que la vida nos plantea. Quiero compartir con ustedes una pequeña historia que espero que sea inspiradora.
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino.
Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba aquella tremenda piedra.
Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron la vuelta.
Muchos culparon al rey airadamente por no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada para sacar la enorme piedra del camino. Un día, un campesino pasó por el lugar con una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, el hombre puso su carga en el piso y trató de mover la piedra a un lado.
Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía sus vegetales, notó una bolsa de tela en el piso, justo donde había estado la roca.
La bolsa contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera el obstáculo del camino.
El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron.
Cada obstáculo representa una oportunidad para mejorar.
La vida es una oportunidad, aprovéchela. La vida es un sueño, hágalo realidad.
La vida es un reto, afróntelo. La vida es un juego, disfrútelo.
La vida es riqueza, consérvela. La vida es amor, ámela. La vida es una aventura, vívala.
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