Edgar Fonseca
Pronta y eficiente la respuesta del Gobierno y de la empresa privada para rellenar el hoyo que bloqueó el paso por la Interamericana Norte, a la altura del puente sobre el río Seco, Miramar.
En menos de 24 horas las cuadrillas y maquinaria lograron reabrir el paso y solventar una pesadilla para los vecinos, el turismo y la actividad comercial nacional y regional que dependen de esa vía clave.
Pero la batalla que tiene este Gobierno con la infraestructura vial es mayúscula.
Este reciente colapso de la Interamericana lo evidencia.
La vulnerabilidad del sitio fue advertida desde febrero, llegó el invierno, llegaron las primeras lluvias y correntadas y el tramo no soportó.
Golpe a miles de ciudadanos en su movilización, por una ruta que ha quedado, en puntos críticos, como dicho puente, a merced de los estragos de la naturaleza.
Penurias al por mayor para los vecinos, las familias, los empresarios, comerciantes, transportistas nacionales e internacionales.
Ni qué decir de incautos turistas locales e internacionales que caen en la incertidumbre de no saber cómo ni cuándo salir de ahí.
Ante la alerta dada, cinco meses atrás, la respuesta estatal fue lenta o negligente.
El reto de procurar mejor infraestructura no debe postergarse. Panamá ha hecho de sus vías una prioridad, lo mismo Nicaragua.
El país, que quiere codearse en las grandes ligas de la competitividad, tiene ahí uno de sus mayores lunares.
El esfuerzo, el empeño y la obra de la anterior administración son insuficientes. Se necesita profundizar en esa labor y, sobre todo, responder con mayor prontitud y eficiencia en reparación y mantenimiento que impida colapsar de la noche a la mañana rutas claves y no tener que correr ante una emergencia como esta.
© 2010. Periódico Al Día. El contenido de aldia.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr.