Erick Carvajal M.
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José Antonio Mora, costarricense que vivía en Haití con su esposa y sus dos hijos, regresó ayer al país luego de un mes del terremoto que sacudió a la isla.

Mora, quien tenía dos años de vivir en esa nación caribeña, llegó procedente de República Dominicana en un vuelo de la aerolínea Copa.

“Estoy muy contento de estar aquí”, dijo Mora, quien fue recibido por su hermano Heriberto y otros familiares en el aeropuerto Juan Santamaría.

Mora recordó la tragedia del terremoto. Explicó que estaba con su hijo cuando sintió el sismo. No podía mantenerse en pie. Estaba en la casa de su suegra.

“Si hubiera durado más de 15 segundos destruye todo el país”, manifestó.

Mora vivía en Puerto Miragoane, una comunidad localizada a 90 kilómetros de Puerto Príncipe, capital de ese país.

Lo que vino después fue peor. La escasez de comida, agua potable y medicinas. Por varios días tuvieron que dormir a la intemperie. “Aunque se tuviera dinero no se podía comprar nada porque no había”, dijo.

El costarricense no podía venir al país porque su esposa e hijos no contaban con documentos migratorios. Tampoco tenía dinero ni medios para pagar el viaje hasta Costa Rica.

Gracias al esfuerzo de su hermano Heriberto y su cuñada Kattia Oviedo, obtuvieron los permisos de Migración y la Cancillería se hizo cargo del traslado.

El jueves pasado salieron de su pueblo y llegaron a la capital haitiana y de allí los trasladaron hasta República Dominicana.

Mora, quien es marinero, espera rehacer su vida en el país.

“Ya conversé con varios amigos que me dijeron que había trabajo para mí aquí”, comentó.

Recordó que llegó a Haití en el 2008 con el fin de reparar un barco. Después de eso se irían a Miami, pero eso nunca sucedió, incluso, el dueño del barco no apareció. Fue cuando decidió quedarse a vivir en la isla caribeña.