Bogotá, Colombia/AFP.- El pequeño colombiano Johan Martínez, de 12 años, culminó ayer una caminata de 70 kilómetros para reclamar la liberación de su padre, el sargento del Ejército Libio Martínez, el rehén más antiguo de la guerrilla de las FARC y quien fue secuestrado antes de que su hijo naciera.

“Papito lindo: hoy (sábado) terminé una caminata para rogarle a la Virgen María que te ayude a volver pronto a casa para que estemos juntos”, señaló el niño al terminar la travesía en la localidad de Ancuya (850 km al suroeste de Bogotá), donde se celebraba un festejo religioso.

Martínez y unos 60 familiares y amigos salieron el viernes desde la ciudad de Pasto, capital del departamento de Nariño (fronterizo con Ecuador), hasta el pueblo de Ancuya, en la segunda caminata que el menor realiza desde comienzos del 2009.

Los participantes en la caravana asistieron a un oficio religioso en el santuario de la Virgen de la Visitación, en Ancuya. El militar cayó en poder de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en diciembre de 1997, luego de un ataque contra una base del Ejército destacada en una montaña de Nariño, tres meses antes de que naciera su hijo Johan.

Libio Martínez, próximo a cumplir 34 años, se convirtió en el rehén más antiguo de las FARC, tras la liberación en marzo pasado del sargento Pablo Moncayo, secuestrado con él y otros militares –ya liberados– en diciembre del año 1997 en la montaña de Patascoy, en Nariño.

El grupo guerrillero tiene en su poder a una veintena de miembros de la fuerza pública, secuestrados en diversas operaciones en los últimos años, a los que pretende canjear por 500 insurgentes presos, aunque el Gobierno rechaza esa posibilidad.

Heridas aún por sanar

Junto a su hija Melanie. AP.

Fue la segunda visita relámpago de Ingrid Betancourt a Colombia, para una ceremonia en homenaje a los héroes que la rescataron a ella y 14 rehenes más de las FARC, en el 2008.

Confiesa que aún la abruma el dolor de pasar seis años en la selva. “Tengo la impresión de sentirme bien y de repente hablo de algo y vuelve la tristeza y angustia”, declaró tras su llegada a Bogotá.

Por ahora, la excandidata presidencial está dedicada a la vida de familia, junto a sus dos hijos. “Aún no consigo dominar mis emociones... aún no he recuperado totalmente el control de mí misma como querría”, agregó.