Angie López Arias
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Cual si fuera un túnel del tiempo, el Hospital San Juan de Dios permite viajar al pasado. Sus pasillos exhalan nostalgia, se respira historia y la piel se eriza con las imágenes que invaden la mente.
Es inevitable entrar a ese viejo edificio y no pensar en todos los momentos de dolor y tristeza, pero también de esperanza que se han vivido en ese centro médico.
Y no es para menos. El hospital cumplió ayer 165 años de existencia en los cuales ha albergado a millones de pacientes que buscan recuper la salud perdida.
El presidente José María Castro Madriz fue el gestor de la fundación de ese primer centro médico el 3 de julio de 1845 que nació con el objetivo de ser un hospital “del pueblo y para el pueblo”.
Su nombre se debe a San Juan de Dios, patrón de los enfermos y los hospitales. El centro fue declarado Benemérito de la Patria.
El hospital demostró su extraordinaria labor en situaciones trascendentales como la guerra de 1856, la epidemia del cólera, la poliomielitis, la tragedia del Virilla y el terremoto de Cartago.
Su creación
Carlos Eduardo González, historiador del hospital San Juan de Dios, detalló que la Junta de Caridad de San José construyó un “hospitalito” (hoy es sala de operaciones) en un pequeño lote que costó 1.500 pesos oro.
Comenzó con 20 camas, 10 para hombres y 10 para mujeres (hoy hay 700 camas) y la edificación estaba hecha de bahareque cal y teja. En 1870 se sustituyeron esos materiales por unos más modernos como cemento.
“Fue impactante contar con un hospital para la población, aunque era una necesidad difícil de aceptar porque se tenía la visión que al hospital se iba a morir”, explicó González.
También ha sido un hospital-escuela, pues permitió el desarrollo de las especialidades médicas y quirúrgicas y además, la enseñanza de varias disciplinas.
Mitos urbanos
Es imposible hablar del Hospital sin recordar a la monja o al doctor Moreno Cañas.
Al parecer, un paciente pedía agua antes de medianoche, pero la monja estaba cansada y no acudió al llamado y el hombre murió. Por ello, cuentan que ella vaga por los salones ofreciendo agua.
El doctor Moreno Cañas realizó operaciones extraordinarias, tanto que se convirtió en un santo para muchos. Hay médicos que aseguran haberlo visto.
“Nunca he encontrado evidencia científica de que esos hechos sean verdad. Pero los mitos y tradiciones que forman parte de la memoria colectiva del pueblo, los han sustentado”, agregó.
Lo que sí es cierto es que el primer hospital del país causó un impacto positivo en la población el cual hoy se mantiene gracias a la gran entrega del personal médico bajo la consigna de servir a la “humanidad doliente”.
Lo moderno con lo antiguo
Entrevista a Ignacio Silesky, Unidad de Cuidados Intensivos
La antigüedad del edificio se mezcla con la modernidad de algunos servicios como la Unidad de Cuidados Intensivos, una de las mejores de Centroamérica.
La unidad es una de las más modernas, ¿cómo lo logran?
En los últimos años se ha experimentado un aumento en la calidad de los equipos de monitoreo y soporte y los respiradores, ahora son de última generación.
¿Hay unidades de Cuidados Intensivos más avanzadas?
Hay unidades más nuevas pero esta fue la primera diseñada con estándares modernos que hizo la CCSS. Tiene 16 años de existir.
¿Cuáles pacientes requieren estar en este servicio?
Se atienden múltiples patologías como accidentes, enfermedades severas, cirugías grandes y los quemados más críticos del país ingresan a esta unidad.
¿Cuál es la estancia en promedio de un paciente?
El promedio es de 6,5 días y la mortalidad es del 20 por ciento. El costo diario de un paciente, solo su estancia en cama, es de entre ¢650 mil y ¢750 mil.
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