Johannesburgo, Sudáfrica/DPA.- Después de ser el héroe en la clasificación de Paraguay a los cuartos de final del Mundial, Óscar Cardozo, cayó al infierno, al errar ayer un penal que pudo dejar a su país besando la página más grande de la historia deportiva de su país de los guaraníes.

El delantero tuvo la gloria a los 57 minutos desde los 11 metros, pero la atajada del español Iker Casillas lo obligó a dejar la cancha del Ellis Park llorando al igual que sus compañeros.

“Toda la delegación vive una circunstancia muy triste. Nos cuesta articular las palabras, teníamos muchas ilusiones”, comentó Juan Angel Napout, dirigente de la selección.

Avergonzado, tapó su cara con la camiseta. Lloró sin fin. Pero Cardozo no era el único. Tampoco contenían las lágrimas Nelson Haedo Valdez, Édgar Benítez y Cristian Riveros, los hombres que pusieron a Paraguay al borde del cielo y ayer en el infierno.

“Me siento triste porque erré el penal. Creo que si lo metía la cosa iba a ser distinta”, dijo el atacante con los ojos aún llorosos.

Cardozo venía de marca el gol con que Paraguay derrotó a Ghana (5-3) en la serie de penales. Y ayer parecía que todo caminaba igual. Gerard Piqué le cometió una falta en el área y Cardozo pidió el balón, sin saber que la tragedia lo aguardaba.

Tiro débil y anunciado, Casillas ataja. Esos segundos fueron interminables para Cardozo.

Martino optó por dejarlo en el campo, pero Cardozo no era el mismo. No corría, no marcaba, no creaba peligro, estaba al borde del llanto tras su yerro.

El gol de David Villa fue la sentencia final. La vida le dejó una herida, de esas que no sanan.