El Mercurio de Chile / GDA
redaccion@aldia.co.cr

Roma, Italia.- Pasear -o peor vivir- en algunas de las pintorescas localidades de Italia ya no será tan sencillo. Más de 150 disposiciones locales amenazan a los residentes y turistas con prohibiciones y multas que superan los 300 euros, sobre todo en las provincias del centro y norte del país.

Si está pensando visitar la veneciana localidad de Eraclea, sepa que está prohibido hacer hoyos en la playa o construir castillos de arena, mientras que en la propia ciudad de los canales y en Lucca, en Toscana, hay una multa de hasta 500 euros para quien alimente a las palomas en las plazas.

En Lerici, balneario de Liguria, nadie puede caminar por la calle en traje de baño o colgar toallas mojadas en su balcón. Por ahí cerca, en San Remo, está prohibido hablar con prostitutas en la vía pública y en Pordenone, en el noreste, multan a las parejas que se pelean en público.

Detrás de muchas normativas está la agrupación populista de derecha Liga del Norte. Y cada año son más las alcaldías que se adhieren con el fin de llenar las arcas municipales y mostrarse como guardianes del orden, basados en una ley nacional del 2008, relacionada con el orden público.

“Es el tercer verano en que hay que evitar las prohibiciones, aunque a menudo nadie conoce las normativas”, sentenció en un reportaje el diario “La Stampa”.

Pero el sur de Italia tampoco se ha mantenido al margen. En la localidad siciliana de Trapani no está permitido comer helados en la calle y en la isla de Capri no se puede salir a la calle con sandalias de suela de madera, ya que su ruido al pisar altera la tranquilidad del lugar.

Y hay más. En Eboli, Campania, son 500 euros de multa por besarse en autos y en las calles de Roma no se pueden comer paninis.