Julio Peña, corresponsal GN y Patricia Recio
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Nicoya - El vandalismo, la falta de mantenimiento y el abandono en las medidas de seguridad se reflejan en el notable deterioro que hoy muestra lo que en algún momento fue el orgullo de la infraestura costarricense.

El puente de La Amistad, donado por el Gobierno de Taiwán, cumplirá siete años este 25 de julio y su estado da pena.

Primero fue la señalización vertical. Más de 150 señales fueron robadas, poco después se perdieron las lámparas en el camino de acceso al mirador, las banderas de Costa Rica y Taiwán, las lámparas laterales, las jardineras y hasta una banca que servía de reposo para los miles de turistas que transitan a diario por ahí.

Actualmente, graffitis surgen por todas partes, el puente carece de iluminación para horas de la noche, todas las lámparas fueron quebradas y algunas se encuentran sostenidas de milagro. De las otras, sólo queda el poste, lo que también lo vuelve un peligro para los conductores.

Las barandas de hierro también han sido sustraídas en varios de los tramos.

El paso está considerado como el segundo más largo de Centroamérica, después del puente de Las Américas en Panamá, con 1.650 metros de longitud y su donación tenía como fin impulsar el turismo en la península de Nicoya.

Pese a ello, en los planes del Consejo Nacional de Vialidad no se tiene previsto ejecutar obras de mejora a corto plazo, además del mantenimiento de rutina, según confirmó días atrás Carlos Acosta, director de la entidad.