Reconocer, informar la dimensión real de la criminalidad y pedir, con humildad, ayuda para enfrentarla en el país son pasos acertados en la búsqueda de soluciones comunes.

El mal de la inseguridad es nacional y corresponde a todos los sectores, desde el Gobierno hasta los ciudadanos, aportar a su solución.

Los robos crecieron en los últimos 18 años un 696 por ciento; las infracciones a la Ley de Psicotrópicos en 504 por ciento y los homicidios dolosos en 120 por ciento, reveló un informe del Programa de Naciones Unidas (PNUD).

Los datos fueron dados a conocer en el anuncio de un plan integral del nuevo gobierno para sumar esfuerzos y enfrentar este alarmante fenómeno en nuestra vida cotidiana.

Las cifras revelan la dimensión de la enfermedad y echan por tierra el argumento de la percepción por el de una realidad que nos hace vivir con miedo y presos en nuestras casas. Lo viven en carne propia las víctimas del hampa con la pérdida de sus bienes o cuando el daño ha sido mayor con hijos, padres, vecinos u otros parientes como víctimas.

También lo ratificaban los ciudadanos encuesta, tras encuesta cuando colocan como principal problema al crimen organizado, a la violencia y a la inseguridad.

Ahora la presente administración, también, le abre una oportunidad a los ciudadanos de participar en la construcción de las soluciones al llamar a la línea gratuita: 800- 4444 - 4444 o bien escribirla a http://pnud.or.cr

La presidenta Laura Chinchilla pretende articular una política integral de la seguridad ciudadana, aplicarla y garantizar su continuidad. Es una señal en el camino correcto.

Todo esfuerzo en procura de llevar paz, tranquilidad y seguridad a los hogares, las calles, a las vidas y bienes de cada ciudadano es saludable al igual que el que se haga para desalentar, castigar con severidad y oportunidad a quienes infringen las leyes. Ahora faltan los hechos.