Isaac Lobo y Esteban Valverde
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Cuando uno cree que la salsa ya no puede ser mejor, Gilberto Santa Rosa le añade siempre un ingrediente extra que la hace más apetitosa, aromática y gustosita.

La Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica fue esa pimienta, orégano y albahaca que hizo que quienes asistieran anoche, al cierre del Festival Internacional de las Artes, se chuparan los dedos.

El zacate de La Sabana, en medio de los árboles, se convirtió en una gran pista de baile ecológica y espaciosa, cuando el puertorriqueño salió a la tarima del lago a las 6:40 p.m., rodeado de un juego de pólvora.

Él empezó con el noviazgo de violines y congas con el tema “Quien lo diría”, para continuar con “Pensando en ti”, “Vivir sin ella” y “Conteo regresivo”.

El “Caballero de la salsa” estuvo acompañado por los 60 músicos de la orquesta, quienes sacaron pecho y demostraron el gran talento que tienen.

Ellos venían ensayando desde hace una semana de la mano del director musical de Santa Rosa, “Cucco” Peña.

Esta es la segunda vez que Peña y Santa Rosa trabajan con una orquesta del estado costarricense; sin embargo, es la primera ocasión que lo hacen con la juvenil.

La gente estalló en júbilo cuando interpretó “Que alguien me diga” y casi se tiran al lago con “Que manera de quererte”, canción en la cual se podría decir que hasta los árboles danzaron.

Cualquier lugar era bueno para disfrutar de la presentación del salsero, de hecho, desde las 8 a.m. familias enteras y seguidores de este artista se aglomeraron en el pulmón josefino.

La fiesta siguió con canciones como “Yo no te pido”, “Perdóname”, “Te propongo”, “Para vivir” y “Me volvieron a hablar”.

El clímax llegó cuando los músicos tocaron las primeras notas de “La agarro bajando” y la gente la cantó en coro: “Déjala tranquila, entretenida, con su juego de pasión, que a mi me está gustando...”. Y como ese tema lo dice, “Todo lo que sube, tiene que caer”, anoche cayó el telón de un excelente FIA.

Bueno y malo

Lo bueno: La organización estuvo muy bien, se mantuvo el orden.

Lo malo: Hubo muchos pleitos porque la gente que llegaba de último quería robar campos.

Los servicios sanitarios estuvieron mal ubicados y muy lejos.

La zona para discapacitados y adultos mayores estaba llena de gradas.