Rafael Pacheco
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Cartago. - Los agricultores de la zona norte de Cartago celebran hoy el día de su santo patrono, San Isidro Labrador.

Igual ocurre en tantas otras zonas campesinas del país. Ayer acompañamos a varios de ellos en las faldas del volcán Irazú.

Sin asueto de por medio, llegaron puntuales a las 5:30 a.m. y sin mucho rodeo pronto se organizaron para iniciar la labor.

Abrigados para enfrentar el frío que reina a más de tres mil metros de altura, bajo un cielo nublado y con llovizna, no pierden el tiempo en lamentos y más bien dan lección de optimismo en cada una de las tareas que realizan.

En Guarumo Norte de Pacayas, en las faldas del volcán Irazú, los hermanos Carlos Eduardo y Jorge Masís Garita trasplantan coliflor.

Don Carlos asegura que el clima hasta el momento no ha afectado mucho las cosechas y se muestra esperanzado de que el fuerte invierno que se anuncia no haga daños. Conscientes de que también deben poner de su parte, los hermanos Masís Garita tienen el terreno lleno de zanjas de conservación para evitar deslaves que se lleven los cultivos.

“Aquí dependemos de lo que sembramos y por eso luchamos por hacer lo mejor posible”, dijo Masís, quien está esperanzado en que el nuevo Gobierno ponga atención a su sector.

“No pedimos que nos regalen nada, solo que haya precios más estables para nuestros productos”, concluyó.

Don Edgar está agradecido con Dios. “Debido a la situación económica tan difícil del año anterior para este se sembró menos y el precio ha estado mejor”.

Agregó que luego de la amenaza del quiste blanco, que afectó los cultivos de papa, la producción mejoró. Reconoce el riesgo que siempre generan las lluvias que se avecinan. Ahora deben lidiar con los ácidos del volcán Turrialba que llegan hasta allí llevados por el viento.

“Estamos a la par de estos dos, que no es jugando”, dijo don Edgar, en alusión al Irazú y Turrialba, en medio de los cuales se ubica su finca.

Hoy don Edgar hubiera querido ir a algún desfile de bueyes, que tanto le gustan, pero al igual que sus peones, y la gran mayoría de agricultores, celebrará su día como Dios manda: trabajando.