Miguel Calderón Suárez
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Heredia - Cuando el motivador Carlos Wauthion recibió la llamada de su hijo, la tarde del 1º de julio anterior, sabía que algo malo había pasado.

Con la voz agitada y quebrada, el adolescente, de 17 años, quien cursaba el cuarto año en el Colegio Montebello, le confesó que “se había jalado una torta”.

“Papi, le disparé a la directora, ¡no sé qué me sucedió!”

En ese momento, según recuerda el también predicador y vecino de Barva de Heredia, el mundo se le vino encima.

“Tomé un taxi “pirata” y me fui para el colegio (suspira y vuelve a ver a su esposa con lágrimas). Trataba de encontrar una respuesta”.

Irónicamente, ese día Wauthion fue contratado por la directora del Montebello, Nancy Chaverri Jiménez, para brindar una charla sobre agresión a menores en la institución, sin saber que, horas antes, su hijo le dispararía en el cuello a la docente mientras ella trabajaba en su oficina.

“Cuando tienes un muchacho problemático, te esperas que algo malo suceda, pero cuando tienes un hijo bueno, a quien todos aprecian, una situación como esta se convierte en una verdadera tragedia”, comenta dolido.

Marielos Vargas, madre del menor recién condenado a 15 años de prisión por la muerte de Chaverri, afirma que estos últimos cuatro meses han sido los más duros de su vida.

“Es muy doloroso saber que mi hijo duerme en un centro de detención y no con nosotros. Sólo con la ayuda de Dios se puede llevar este sufrimiento”.

El colegial permanece desde el pasado 2 de julio en el Centro de Atención Institucional Zurquí, en San Luis de Santo Domingo de Heredia.

“Se muestra arrepentido”

“Él (su hijo) nos habla mucho de las situaciones a las que se ha tenido que enfrentar. Nos cuenta de que hay menores que nunca son visitados y las limitaciones a las que tiene que adaptarse”, narra Vargas.

“Creo que Dios nos puso a prueba”, agrega su marido, quien afirma que su hijo se ha mostrado muy arrepentido en estos últimos meses.

En cuanto al crimen, los padres del joven aseguran que él se vio sometido a una serie de angustias, “que se llegan a sumar a la situación psicológica y que con el tiempo deterioraron la relación con la maestra”.

Según Wauthion, el colegio vivía una situación particular con la directora.

“Muchos padres se sentían muy mal por el estado emocional de sus hijos. Cuando ella (Nancy) ingresó, se fue la mitad de los estudiantes”, dijo.

Los padres del menor reiteran que plantearán una demanda judicial contra el Montebello.

“Quiero que el Colegio asuma su corresponsabilidad ante los hechos. No estamos justificando un delito, ni pedimos dinero”, exclama la madre.

“Queremos crear un programa de apoyo para jóvenes maltratados”, añade Vargas, quien asegura que el homicidio se pudo haber evitado.

Sobre el arma que utilizó el joven para cometer el delito, marca Tanflogio calibre 25, Wauthion, no se quiso referir.

Pero si insiste que el revólver estaba desarmado y en un lugar seguro de la vivienda.

Familias son vitales

Hernando Paris, ministro de Justicia, comentó que hay una serie de factores que están llevando a los muchachos a delinquir cada día más.

“No es en todos los casos, pero las familias son un punto importante en los problemas de los jóvenes”, enfatizó.

En lo que va del año, 130 menores permanecen recluidos, mientras que en el 2009 la cifra fue de 46. Paris explicó que este incremento se debe, en gran parte, al aumento en el consumo de drogas a muy temprana edad. Colaboró Angie López.

Entrevista a Reynaldo Villalobos, subdirector General de Adaptación Social

¿Cuál es el delito más común entre los jóvenes?

El robo. Muchos menores empiezan a robar desde muy temprana edad para poder consumir drogas.

¿Porqué hubo un incremento tan alto en la cifra de menores recluidos entre el año 2009 y lo que llevamos del 2010?

El aumento en la cantidad de menores presos tienen que ver mucho con su condiciones sociales, el alto consumo de drogas y la falta de establecimiento de límites, entre otras cosas.

¿Cuál es la misión de un centro de atención a menores como el Zurquí?

Generar en algunos casos un reingreso a la sociedad con talleres de atención psicológica, así como con programas deportivos y académicos. La idea es hacerles ver la importancia y el valor del trabajo y la educación.

¿Cuáles días los padres pueden ver a sus hijos?

La visita opera los jueves, de 12:30 p.m. a 2:30 p.m. , y los domingos, de 9 a.m. a 1 p.m. Por lo general, los padres están con ellos en el cuarto y les llevan comida que deseen.

Entrevista a Reynaldo Villalobos, Subdirector General de Adaptación Social

Al hablar de su hijo, es casi imposible que la voz de Magdalena Solís no se quebrante. No es para menos. Hace siete meses el joven, de 17 años, permanece recluido en el Centro de Atención Institucional Zurquí, en Santo Domingo de Heredia.

Acompañada de una de sus hijas, Solís conversó con Al Día el jueves anterior, luego de visitar a su hijo, quien descuenta una pena de cinco años por el delito de homicidio calificado.

“Ha sido demasiado duro tanto para mí como para el resto de mis familia. Él es el menor. Es un dolor muy grande. No le puedo explicar lo que se siente. Él dice que es un hombre y que tiene que afrontar lo que está pasando”, comentó la afligida madre.

Contó que el joven comenzó a andar con “malas juntas” y un día, por razones que no quiso comentar, mataron a un muchacho. “Él dice que no tocó el arma, pero estuvo ahí. Eso fue suficiente”, añadió esta vecina de Alajuelita.

El joven es el encargado de cortarle el cabello a sus compañeros e incluso a los mismos policías del centro, pues él trabajaba en eso antes de lo sucedido. “Los padres tienen que estar al tanto de sus hijos. Yo no sabía lo que él hacía y eso es peligroso. Hay que saber dónde están y con quién andan”, recomendó.

José Cruz y Marjorie Vargas, padre y abuela materna de un joven de 17 años, acuden religiosamente al Centro de Atención Zurquí los jueves y domingos a visitarlo.

Han pasado apenas cuatro meses, pero aún no se acostumbran a la idea de que el menor esté preso.

“Él descuenta prisión preventiva porque lo acusan de homicidio. Pronto es el juicio. Todo fue por un pleito de drogas. Ha sido difícil, muy duro, uno no espera que a la familia le ocurra algo así”, dijo Cruz.

El joven desea estar en libertad, sobre todo, porque quiere ver a su hijo de tres años. “Estando en sexto grado dejó embarazada a su novia y cuando tenía 13 años, yo me divorcié de su mamá. Todo eso fue muy difícil para él”, relató el padre.

Aseguró que los padres cometen el error de darle todo lo material a sus hijos, pero descuidan lo demás. “Uno tiene la culpa. Los problemas comienzan cuando no se les da atención. No hay que esperar que pasen estas cosas. Hay que estar encima de ellos siempre”, recalcó.