Domingo 31 de octubre de 2010, San José, Costa Rica
VIP | Leyendas ticas
Con los pelos de punta
Las historias de espantos de nuestros abuelos han erizado la piel de los ticos, e incluso hay quienes aún dicen verlos
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    En la actualidad, muchas personas aún se asustan con las leyendas. Ilustración Xavier Cabrera.

Neyssa Calvo Achoy
ncalvo@aldia.co.cr

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Relatos de almas en pena, magia, espectros, casas embrujadas y fantasmas, son algunas de las historias que se escuchan en los pueblos y casas de los costarricenses.

Son tan espeluznantes que pueden ponerle a cualquiera la piel de gallina. Tanto o más que los monstruos más terribles de Hollywood que también han dejado su huella.

Invento o no, lo cierto es que aún hoy en día siguen poniendo los pelos de punta de los ticos que no solo han sido testigos de ellos, sino que van reproduciendo los cuentos con el paso de los años.

Y es que en pleno siglo XXI todavía hay gente que asegura que fue asustada por las leyendas de terror con sello nuestro, comentó el antropólogo Fernando González, del Departamento de Patrimonio del Ministerio de Cultura.

Historias que retoman fuerza hoy en la noche en el marco de la celebración del Halloween, que también es el Día de la Mascarada Tradicional en el país mientras que en otras partes del mundo, el de los muertos y de brujas.

El costarricense Elías Zeledón se ha dado a la tarea de recolectar a lo largo de su vida más de 90 narraciones en las que se destacan las de espectros con pequeños variaciones entre sus relatos.

En las hojas de su libro “Leyendas costarricenses” recopiló las más conocidas: “El padre sin cabeza”, “La carreta sin bueyes”, “La Llorona”, “La Segua”, “La procesión de las ánimas”, “El Cadejos”, “La Tulevieja” y “El Micomalo”.

Tras las leyendas , dijo Zeledón, hay una mezcla de influencia indígena, española y religiosa. De ahí nacen, por ejemplo las apariciones de almas en pena, siendo la más conocida la de la “Monja del vaso” que suele aparecer en del Hospital San Juan de Dios.

Si bien es cierto que muchas encierran parte de la cultura local, algunas se repiten en otros países hispanoamericanos, en especial en Centroamérica. Tal es el caso de los relatos del “Padre sin cabeza”, “La Segua” y “La llorona”, indicó González.

Con los años, la gente ha hecho sus variaciones de algunas historias, adaptando a la época en que en que se vive.

“Hay versiones más modernas, pero con la misma esencia. Lo que cambia es el medio de transporte, por ejemplo ‘La Segua’ asusta tanto a los que van en carro como a caballo”, contó con cierto humor González.

Lo que también confirmó Zeledón y además apuesta que se seguirán escuchando en Tiquicia, son las aventuras de los espantos, brujas y duendes que solo hacen fechorías.

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