Miguel Calderón Suárez
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Belén, Nicoya. - El finquero Willy Jiménez, hijo del dueño del famoso toro “Chirriche”, reconoce que mental y físicamente está mal.

El jueves 19 de agosto, alrededor de las 9 p.m., cuando se disponía a dormir al igual que toda su familia, los maleantes entraron violentamente a su casa amenazando con pistola. “Quietos, el que se mueva se muere”.

Los amarraron de pies y manos a Willy, su esposa, hijo y nuera. Sus dos hijas (Rebeca y Raquel de 13 y 12 años), lograron esconderse en el baño, que cerraron con tres picaportes, mientras los ladrones le volaban patadas a la puerta para botarla. Ellas rezaban.

Al hijo, un muchacho de 18 años, lo golpearon entre varios asaltantes mientras le exigían a la mamá que entregara los ¢4,5 millones que tenía su marido en la bolsa del pantalón por la venta de una madera.

“Les supliqué que no le hicieron daño a mi familia y que si tenían que matar a alguien que fuera a mí”, recuerda. “Me golpearon dos veces. Pensé que mi vida terminaba ahí”, dijo Jiménez.

“Sólo porque Dios es muy grande estamos vivos. Ellos (los asaltantes) actuaban como fieras. Parecía una película de cine”, agregó el ganadero de 39 años.