Angélica Rodríguez, colaboradora
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¿Qué haría usted si fuera dueño de un tramo de frutas y llegaran a pagarle una sandía con un billete de ¢20 mil? Probablemente la respuesta es obvia, volvería a ver a su cliente con cara de asombro y seguramente no tendría cómo darle el vuelto.

El ejemplo anterior no está lejos de la realidad, “en la mañana un cliente me iba a pagar la carrera que eran ¢700 con un billete de ¢20 mil, yo no tenía cambio, pasamos a una bomba y tampoco se lo cambiaron, es un problema que los clientes paguen con esos billetes”, contó Rafael Cordero, taxista de San José.

A un día de ser lanzados al mercado, “los colibríes” dieron de qué hablar, aunque las dudas y temores también invadieron a los habitantes del país.

“Yo vengo a que me cambien dinero y pedí que me dieran uno de ¢20 mil para conocerlos, aunque en la cartera nunca andaré uno, este lo voy a utilizar para hacer otro pago porque me da miedo que me lo roben”, expresó Norma Castro, clienta bancaria.

“Estos billetes indican que la economía de nosotros está por el suelo. Son bonitos, muy coloridos, pero demuestran que el país está mal económicamente”, aseveró Jorge Núñez, mensajero.

Cada banco tiene su propio protocolo de seguridad. Por ejemplo, en Bancrédito los cajeros no tienen billetes de ¢20 mil en las cajas. Si un cliente hace alguna transacción o lo solicita, el trabajador del banco va a la bóveda a traer los que necesite.

“Los 50 cajeros automáticos del banco están trabajando a la perfección, aunque para iniciar hicimos una distribución nueva de billetes, disminuimos los de ¢10 mil e ingresamos los nuevos de ¢20 mil”, informó Jorge Mario Rivas, jefe de Bóveda Nacional, Bancrédito. Lo anterior para tomar en cuenta la aceptación de la gente ante la nueva denominación. Bancrédito hizo un retiro de ¢500 millones del Banco Central, dinero que se maneja en diferentes bóvedas.

La principal recomendación a los ciudadanos es que “no utilicen el billete para hacer pagos menores como comprar un billete de lotería o pagar un almuerzo en una soda. Utilícenlo en las ventanillas para realizar grandes transacciones”, aconsejó el experto Jorge Mario Rivas, jefe de Bóveda Nacional, Bancrédito.

Cerca de cien policías se encargaron de vigilar los alrededores de los cajeros automáticos y los bancos en San José centro, específicamente los de mayor afluencia ubicados en la avenida segunda, avenida 2, calle 2 y en los alrededores de la catedral.

“Sabemos que los billetes nuevos son una atracción para los delincuentes, por lo que estamos midiendo el índice delictivo mediante vigilancia a pie, en motocicleta y en patrullas”, confirmó Gilberto Barrientos, teniente de la Fuerza Pública de San José.

En los comercios aún no se ven mucho los billetes de ¢20 mil. Se espera mayor movimiento a fin de mes y las próximas quincenas por el pago de salarios. Sin embargo, tome en cuenta las siguientes características para que no lo sorprenda un billete falso:

1. Al girar el billete el mapa de Costa Rica cambia de color morado a verde.

2. A contraluz se aprecia la imagen de “Carmen Lyra” y el número 20000.

3. Al lado derecho, el billete cuenta con una marca para no videntes. Es una columna de puntos perceptibles al tacto.

4. El número 20 que trae el billete en la parte inferior derecha es un elemento sensible al tacto y se resalta.

5. Al girar el billete se observa una franja con la imagen de un diseño precolombino.

6. La figura del anverso se complementa con la del reverso formando el número 20.

7. Al colocar el billete bajo una luz ultravioleta se observa una tinta visible difícil de falsificar.

Ahora que ya los conoce, está en sus manos utilizarlos con prudencia e identificarlos para no caer en la trampa de más de un delincuente que quiera pasarse de listo, asaltarlo y dejarse fácilmente su dinero.

Temerosos

Rafael Cordero.

Rafael Cordero, taxista.

Perdí la plata porque un cliente me iba a pagar la carrera con un billete de ¢20 mil y yo no tenía cambio”.

Norma Castro, ama de casa.

Me preocupa que comiencen a falsificar los billetes de ¢20 mil, están bonitos pero dan miedo”.

Jorge Núñez, mensajero.

Son bonitos, pero difíciles de manejar porque son incómodos para andar en la calle y peligroso que los roben”.