Vanessa Gómez, colaboradora
redaccion@aldia.co.cr

         

El partido estaba bueno, dinámico, de ida y vuelta. Todo iba bien, hasta que llegó el minuto 33.

Los aficionados protagonizaron uno de los actos más bochornosos que se han vivido en el fútbol nacional.

Invadieron la cancha del Carlos Ugalde y transformaron en segundos la cancha de fútbol en un cuádrilátero de peleas callejeras.

El saldo: dos personas heridas trasladadas al hospital, la suspensión por casi una hora del partido y un antecedente más sobre la inseguridad y vandalismo que se vive en los esadios de nuestro país.

De las dos personas que llevaron al hospital, a una de ellas se le diagnosticó una posible fractura en el tabique nasal y otra en la mandíbula.

“Esto ya es demasiado, vamos a proponer que a los aficionados heredianos se les prohíba entrar a este estadio siempre hacen los mismo”, comentó el gerente deportivo de San Carlos, William Corrales.

En todo lo que duró este vergonzoso capítulo, hubo de todo, menos la aparición de la Fuerza Pública. Golpes, patadas objetos volando, y la seguridad brillaba por su ausencia.

Parece que al Herediano le hubiera caído un maleficio. Primero los problemas con el técnico, luego la huelga por la falta de salarios y para rematar, la falta de educación de los aficionados que no saben comportarse en un lugar público donde están presentes los niños.

La ventaja es que a pesar de ello, sigue ganando.

Volviendo al partido, sin duda el bochorno en su estadio afectó al cuadro norteño que después del descanso, no encontró claridad.

A las numerosas ocasionesde gol que falló frente al marco herediano, se le suma le expulsión de Carlos Acosta empezando el segundo tiempo.

Después vinieron los goles de José Sanchez y nuevamente Froylán Ledezma, que reflejaron lo que se vio en la cancha después de la suspensión del encuentro. Un mejor manejo del balón del equipo florense.