Roma, Italia / EFE.- La cremosidad del helado artesanal italiano, su variedad de sabores y su gran tradición en la historia culinaria del país hacen las delicias de los amantes del dulce de todo el mundo, pero no convencen a los propios italianos que, desde hace unos años, han abierto sus brazos al producto industrial.
Es un cambio de tendencia que, según explican los autores del estudio “Verano: es tiempo de helado. ¿Artesanal o industrial?”, publicado por el Instituto del Helado Italiano, afecta principalmente a los colectivos de jóvenes, más concretamente a los chicos y chicas que tienen entre 15 y 34 años.
Sobre todo, precisa el estudio, porque ellos perciben el consumo de este tipo de helados como “un rito metropolitano”, símbolo urbano de modernidad y de “movida ciudadana”.
Pero los jóvenes no son los únicos que se han dejado seducir por helados tan internacionales como el “Magnum” o el “Cornetto”, ya que el 40 por ciento de los italianos que salen a tomar un helado fuera de casa, unos 6,5 millones de personas, no quiere renunciar a uno de estos polos.
“En efecto, el helado producido industrialmente tiene normalmente una mayor cantidad de aire porque la tecnología utilizada para fabricarlo lo requiere”, indica la doctora y nutricionista, que relata que este hecho provoca que el helado industrial sea menos compacto que el artesanal.
No obstante, la mayoría de las heladerías de Italia siguen presumiendo de fabricar artesanalmente su helado, mientras que algunas de ellas explotan el lado más ecológico de estos productos, con referencias al uso de materias primas biológicas y con sabores alternativos, como la soya.