Isaac Zúñiga Keith
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Tibás. Quizá muchos se preguntan qué pasó con aquella pasión, efusividad y energía con la que el preparador físico de Saprissa, Marcelo Tulbovitz, vivía los juegos de su equipo.

Aquellas frases como “esto es una guerra” y “hay que pasarles por encima (al rival)”, que salían a los cuatro vientos de un costado de la cancha, donde calientan los suplentes, ya no se escuchan con tanta frecuencia.

El charrúa afirmó que él siempre es el mismo y disfruta los encuentros igual, sin embargo, ahora sabe cuándo debe explotar, inyectar de ánimo y motivar a sus jugadores.

“A mí me parece que ahora sé cuando tengo que empujar al equipo y cuando me tengo que quedarme tranquilo. Eso me lo fue dando el tiempo. Siempre soy un enfermo de querer ganar, de ayudar al equipo”.

“Cuando la cosa está mal, yo meto el pecho, me gusta aparecer, animar, ayudar de alguna forma. Cuando está bien, mantengo la calma. Pero siempre soy el mismo”, agregó.

Y es que tiempo atrás, por la forma en la que les gritaba a los jugadores, se ganó una que otra tarjeta roja, porque los árbitros malinterpretaban sus gestos y palabras.

“Los árbitros ticos ya me conocen y saben que nunca insulto, lo único que hago es alentar todo el partido. Seguiré siendo así, cuando la situación lo amerite, ahí estaré empujando”, concluyó.

Pasión

“Hay partidos de partidos, por ejemplo en Pérez Zeledón casi me vuelvo loco, casi me internan”.

Marcelo Tulbovitz, preparador físico de Saprissa.