Una buena crianza no sólo radica en darle techo, alimento y abrigo, sino también en fomentar otras artes en el niño como la danza, para que pueda desarrollar sus habilidades en la sociedad.
Y es que el baile ayuda a la coordinación y la flexibilidad de los pequeños con solo poner en movimiento el cuerpo.
La bailarina Maripili Araya, fundadora de Warehouse Dance Center, señaló que los menores logran elevar su autoestima, conocen mejor sus cuerpos, vencen su timidez, son creativos y aumentan su energía. Además de definir su personalidad.
Agregó que la danza requiere de mucha concentración y eso favorece el estudio y la coordinación a nivel físico.
En términos generales hay grandes beneficios sea el ritmo que se trabaje. El ballet, por ejemplo, estimula la circulación sanguínea, el sistema respiratorio, corrige malas posturas, ejercita la coordinación y favorece el equilibrio y los reflejos, indicó Nelly Trejos del Centro de Arte Promenade en Zapote.
Sin olvidar que el mantenerse en movimiento permite controlar la obesidad infantil.
Según Trejos, en un mes se pueden ver los frutos de la estimulación que reciben los más pequeños independientemente de la disciplina.
¿A qué edad deben empezar? En el caso del ballet se puede iniciar a los tres años, el hip hop a los seis años por la energía que se requiere, el tap a los seis años y el jazz a los cinco años.
“Hemos visto muchos cambios en los estudiantes que ingresan inseguros y empiezan un proceso de encontrarse y amarse a ellos mismos. Sus vidas toman sentido y logran canalizar su energía e ideas”, dijo Araya.
Punto a favor
Mejora el equilibrio y los reflejos de los infantes.
Colabora en el desarrollo muscular y la forma de la columna.
Ejercita la expresión corporal, el oído y la memoria.
Logran expresar sus ideas mediante los gestos.
Mayor coordinación. motora y visual en el niño.
Potencia la capacidad de atención en el lugar.
Sube las defensas.
