Luis Alonso Naranjo la voz y compositor de Escats toca el piano desde los cinco años de edad y aunque año tras años fue logrando triunfos y aplausos, siempre esperó que su padre estuviera ahí con él para felicitarlo.
Su madre se divorció de su progenitor cuando tenía siete años, ella se convirtió en su principal bastión y el de sus tres hermanos, y lo impulsó a lograr su sueño de ser un gran artista.
La espinita del padre ausente fue rasgando heridas en su corazón que se convirtieron en resentimientos y enojo.
Hace ocho meses estas desaparecieron del todo, porque él ingresó a la célula de estudio de la Biblia llamada Generación 3:16 y llenó ese vacío que sentía con otra forma de ver el entorno.
Confiesa que ya lo perdonó y cortó de raíz que se repitiera la historia, porque con su hijo Gabriel, de 10 años, tiene una relación muy estrecha.
A sus 37 años pasa por el mejor momento de su vida tanto a nivel profesional como personal, porque encontró a Dios.
A Luis Alonso no solo su entorno le sonríe, también la música y el amor.
Si a él lo ven tan feliz por la calle, en los escenarios e incluso fuera del país, ya saben la razón.
En la infancia
¿Cómo se define?
Soy una persona que ejecuta sus sueños y que no le importa no lograrlos al comienzo. Soy un amigo leal. Siempre me entrego al cien por ciento hacia las personas que aprecio. Estoy entregado a la voluntad de Dios y con eso descubrí que en lugar de ser buena persona debo ser obediente.
¿Antes era desobediente?
A Dios sí.
¿Ahora es más religioso?
No, soy cero religioso. Ahora soy menos religioso más bien. La religión hace que usted se aleje de Dios, hace que usted no entienda la Biblia. Le inculcan a uno preceptos de la institución y no de las Escrituras.
¿Cómo se siente?
Más pleno. Cuando uno está en los 20 quiere ser feliz, cuando está en los 30 quiere estar tranquilo. Uno se da cuenta del montón de errores que ha cometido, pensando que uno tiene la razón, pero siempre hay oportunidad de cambiar, porque Dios nos da la oportunidad de comenzar de cero.
¿Qué no hace ahora que sí hacía antes?
Hay cosas que uno empieza a rechazar. Uno siempre deja de ir a lugares que ya no te generan placer. Ya no tolero cuando alguien delante mío hace comentarios serruchos de otra persona.
¿Cómo fue su infancia?
Soy de Desamparados y fue una infancia bastante interesante. Soy de una familia muy numerosa del lado de mi mamá y me la pasé mejengueando con mis primos. Comí tierra, me subí en árboles y me chollé las rodillas, cosas que un niño sano debería de hacer.
¿Ese piano que nadie usó en su casa de quién era?
Era de mi hermano. Era más bien un órgano. Luego lo vendieron y compraron un piano, el cual todavía tengo en la sala de mi casa y lo toco regularmente.
¿Qué recuerdo malo tiene de esos años?
El divorcio de mis padres. Eso me generó conflictos emocionales muy grandes. Cuando te gradúas de la escuela o te caes de la bicicleta y tu papá no está ahí para verte o ayudarte fue muy duro. Todavía lucho con eso en mi interior. Ahora trato de no ser así con mi hijo, aunque viva tan lejos.
¿Su mamá lo chineó mucho?
A su manera. Como ella fue la número 10 de 14 hermanos, no tuvo un amor cariñoso, sino lo expresaba haciendo actos. Todos somos profesionales gracias a ella.
¿Ya perdonó a su papá?
Sí, claro. Porque no sería consecuente con mis actos y mi nueva relación con Dios. Ya en este momento todo está perdonado y sanado.
¿Qué pasó con su sueño de ser sobrecargo de avión?
(Risas) Nunca se dio porque me dediqué a viajar. Pienso que eso se dio porque me gustó tanto la experiencia de subirme a un avión a los siete años cuando fui con mi abuelita a Disney, pensé que una manera de estar subido en uno era ser sobrecargo.
¿Y con su carrera de Comercio Internacional?
Lo ejerzo, pues todo lo que ha sucedido con Escats es gracias a mi conocimiento gerencial con el que trato de hacer mi proyecto lo más exitosos posible. Vendiendo un producto y una marca.
¿Cómo se lleva con su hijo?
Gabriel tiene 10 años y me llevo súper bien, es un niño muy noble. Su madre ha hecho un gran trabajo con él.
¿Por qué las cosas no funcionaron con ella?
No funcionó porque éramos dos personas muy diferentes.
La música
¿Cómo llega la música a su vida?
Empecé a estudiar piano a los seis años en el Conservatorio de la UCR y estuve allí hasta los 17 años. A los 17 me fui con AFS de intercambio a los Estados Unidos, con una familia de Wisconsin, que curiosamente tenía una banda de jazz. Al regreso, mientras estaba en al universidad tocaba con Tabasco y una pareja me invita a irme a Brasil, porque tenían una banda y estuve allá por cinco años.
¿Es familia del periodista y cantante Fabricio Alvarado?
Sí, es mi primo, de hecho le produje un disco.
¿Cómo le ha ido en el amor?
En el amor me ha ido muy bien.
¿Le aburre que le pasen preguntando por Marisol Soto?
Sí, es cansado. Porque la relación de pareja es algo muy personal y de los dos.
¿La música es perfecta para ligar?
No. Porque si vos querés ligar hay que hacerlo fuera de esta.
Pero dicen que atrae mujeres. ¿No es verdad?
La gente se siente atraída por el músico, pero no por la persona. Es lo menos que intento hacer, quiero que se enamoren de mí, por como soy, no por el que se para en un escenario.
¿Ya no usa gorritos?
Sí, siempre los uso de vez en cuando.
¿Cuántos tiene?
Tengo como 10.
¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
La felicidad perfecta no existe. Lo que hay son momentos de plenitud. Cuando estamos plenos no importa estar triste o feliz, porque son caras de la misma moneda. Eso también lo aprendí hace ocho meses.