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Perspectivas
La factura Edgar Fonseca
El pacto del Melico le pasa la factura al PAC.
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Los datos de la más reciente encuesta de Demoscopía son inequívocos. O, mejor dicho, dime con quién andas, dime cómo te vistes, dime qué comes, dime qué amenazas proclamas, prohíjas, en escandaloso maridaje con grupúsculos de oscuros nexos, y te diré quién eres; y te castigo, parecen decir los votantes ticos, que de tontos no tienen un pelo.
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El lenguaje vidrioso, borrascoso, subversivo del Melico, ante el cual la muy docta dirigencia del PAC reaccionó bamboleante, tiene en estas horas su costo. Ya veremos hasta dónde llegan los efectos de este tsunami.
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Lección para ciertos políticos: la conducta del cálculo y del acomodo -por conveniencia "febreril"- con los más conspicuos personajes de un izquierdismo rechinado no pasa desapercibida ante el electorado.
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La sorpresa del momento: Antonio Álvarez, visto, por lo visto, en menos de un mes como una figura menos mesiánica, menos fundamentalista. Arias brinca de la contentera por lo requetebién que le va a su exministro de Gobernación.
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Del manicomio de la risa: un precandidato dice que es como yo. Está jodido. Limpio y viendo p'al techo.
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Tan preclaro precandidato, engendro de la moda furris, se siente, qué pena, indigno porque aprobó la ley contra los corruptos en la administración pública. "Los diputados -dice- fuimos cobardes (al aprobarla)". Así como lo oyen. Con razón su partido anda como el Titanic.
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Recado para la líder de las operadoras telefónicas: favor llamar al "900-quierovivirenlapaz". Le da derecho a participar en la rifa de boletos para conocer los encantos de las bandas cocaleras y sus motines.
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Aplican restricciones: escala obligada de regreso y sin salida de Caracas o La Habana.
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P.D.: Si el estadio Saprissa aparece vacío esta noche, no culpemos a la afición, noble, leal, sufrida.
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Culpemos todos a una dirigencia irresponsable que hoy nos tiene al borde del más sonado de los fracasos.
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Y al muy distinguido entrenador: déjese de justificaciones.
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Y no malgaste más su tiempo ni la bilis de los ticos con experimentos como los del sábado, cuando, con un "planteamiento" timorato, hizo el ridículo ante unos gringuitos de carne y hueso, dóciles, disciplinados, pero letales, que no vienen de ninguna ignota galaxia.
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Vox populi, vox Dei : José Luis Pinto no era el problema.
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