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 Vivir H O Y Domingo 02 de diciembre, 2007, San José, Costa Rica.
   

Embarazo y sexualidad

En Navidad y fin de año aumentan las fecundaciones

Carmen Aybar

Sexóloga con estudios en sexualidad humana

No es casualidad que en estos días en que corren los aires navideños y de las fiestas de fin de año, se escriba sobre sexualidad y embarazo, que, por lo demás, concuerda con las fechas en que se registran más fecundaciones.

En este tema no solo se incluye a la mujer, quien sufre más cambios hormonales, físicos, sexuales, sociales y familiares, entre otros, sino también al varón, quien la acompaña y experimenta alteraciones en su vida, particularmente, en lo sexual.

Creatividad

Esta columna se ha enfocado en la posibilidad coital, pero ¿qué tal los juegos sexuales y las caricias sin llegar necesariamente a la penetración?

Al comienzo del embarazo, los cambios hormonales podrían provocar en algunas mujeres molestias como náuseas, vómito y sensibilidad a los olores; otras –las menos, quizás–, no muestran ningún signo.

En esta etapa, la mujer experimenta variaciones que aunque no necesariamente son visibles en su cuerpo, la afecta de tal forma que la sexualidad podría dejarse para el último lugar.

En estos primeros meses, además, es cuando sus senos crecen, y, por ende, tiene mayor sensibilidad; hasta la ropa molesta.

¿Puede la mujer disfrutar su sexualidad plenamente en estas condiciones?

Pareciera que no es tan fácil, y que existirán días buenos y malos, los que no necesariamente se aprovechan para ir más allá de los genitales y compartir juegos y caricias...

Ya aquí, hay una diferencia en su comportamiento sexual y, como consecuencia, en la de su compañero, a quien no le queda más remedio que esperar, siempre y cuando sea un compañero respetuoso y comprensivo.

En el cuarto, quinto y sexto mes de la fecundación, la mujer muestra cambios físicos, claramente visibles, y ya se terminan los “achaques” por lo que la sexualidad pude tener lugar.

Es importante aclarar que se esta hablando de un embarazo que desde sus inicios no tiene riesgos y se mantiene así hasta el final. En este periodo, los cambios físicos se llevan lentamente y permite que la sexualidad se viva en su mayor dimensión, ya que la vida física de la mujer es más tranquila, llevadera y no hay excusas para negarse a ella y disfrutarla a plenitud, ya que en este segundo trimestre, los temores han ido desapareciendo, y aunque el cuerpo va cambiando y aparece un crecimiento del abdomen, no es un inconveniente.

Lo que pasa es que algunas mujeres creen que estas transformaciones físicas le producen cambios en su autoimagen y no se sienten sexualmente atractivas, pero en las posiciones más usadas como la de ella encima del hombre (jinete), se sentirá más cómoda; sin embargo, no deben desaprovechar otras, en las que el varon puede observar más su cuerpo, y eso es lo que deteriora su sexualidad, porque se va a sentir poco atractiva.

Por otro lado, el varón interpreta muchas veces este abultamiento, donde está su hijo, como si el pene tuviera ojos y pudiera “verlo”, ¡y el hijo también ! ¿Cuántos varones no han considerado esta posibilidad? O bien, ¿cuántos no han creído que pueden “dañar” al bebe? Por eso, en ocasiones, el varón es quien se retira de la sexualidad por estos temores o por otros no mencionados en esta ocasión.

Esta columna se ha enfocado en la posibilidad coital, pero ¿qué tal los juegos sexuales y las caricias sin llegar necesariamente a la penetración? ¡Qué buena, placentera y satisfactoria es! Esta posibilidad tendría más gracia, y no presenta temores como los mencionados; son juegos en los que ambos pueden llegar a los orgasmos manualmente o por vía oral.

Foto: 1817243

BYRON MORENO

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