Carlos Freer, cineasta
cfreervalle@gmail.com

         

Después de tiempos de no ver a Jeremías White (un negrazo, aunque su apellido diga lo contrario), me lo topo con una bandera verdiblanca: “Diay Jeremías, –le dije, no sabía que te habías convertido en un furibundo liberacionista”. “¡Nada de liberacionista, papá!”. ¿No ves que estoy celebrando el triunfazo del Limón F.C.?. Ahora sí la van a ver fea el Sapri y la Liga”.

Y yo me apresuré a contestarle: “Mientras no nos suenen a los cartagos, pienso que no les vendría mal una tunda a esos crecidos”.

Se puso serio, bajó un poco la bandera y me lanzó esta letanía: “Es el colmo que Limón, que produce los mejores jugadores de Costa Rica, haya estado tanto tiempo en Segundas. Espero que ahora sí la afición responda y no deje de apoyar al equipo. Y que la directiva no se ponga a vender, o a regalar mejor dicho, a los jugadores. Creo que este debe ser el despertar no sólo del fútbol sino de todo el deporte limonense. Que vuelva a brillar el ‘beis’, como en tiempos pasados. Que nuestros equipos de ‘basquet’ sean temidos por todos. Que nuestros atletas le den lecciones de capacidad a los demás. Ojalá el flamante Ministerio del Deporte ponga énfasis en todo eso y nombre un Comisionado del Deporte, parecido en funciones al de las Grandes Ligas, para que lo promueva en todas sus ramas y en todas sus divisiones”.

“¿Y quién te parece que podría ser ese Comisario?”, le pregunté. “¡Le Roy Sherrier Lewis!”- me gritó, mientras se alejaba bailando a todo ritmo.