Christian Campos, corresponsal GN y Carlos Láscarez
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Liberia.- Cuatro días después de que un niño de dos años murió embestido por un taxi, la madre del pequeño aseguró ayer antes de enterrarlo, que moría del arrepentimiento por no atenderlo.
Así lo expresó Kattia Villarreal, al recordar que su hijo de dos años y cinco meses llegó a pedirle leche en un chupón y ella le dijo que no molestara.
Después el niño salió de la casa rumbo a un “play” cercano cuando fue atropellado.
“Uno a veces le contesta así a los hijos porque está ocupado. Me arrepiento de todo. Ya no tengo a mi hijo y el remordimiento me está matando”, afirmó Villarreal.
El pastor de la iglesia Bíblica Bautista, Olger Rodríguez, comentó que tras el accidente visitó a los padres del niño, quienes decidieron entregar su corazón a Cristo, pese a que nunca habían visitado la iglesia.
El niño había sido reconocido el 25 de diciembre del 2007 por Manuel Somarribas, compañero de Villarreal. Además ella es madre de otros cuatro menores.
Vecinos aseguraron que en el barrio El Jícaro de San Roque de Liberia, más de 500 niños juegan en las calles y las aceras, pero en todo el barrio no existen señales de Tránsito, ni reductores de velocidad. El taxista involucrado salió el lunes de las celdas del OIJ. De momento, la familia no analiza cobrar dinero por la muerte.
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