Domingo 5 de febrero de 2012, Costa Rica

Niña símbolo

Marcela Herrero Ballar

Por Neyssa Calvo

ncalvo@aldia.co.cr

Su historia le abrió las puertas al Hospital de Niños para sensibilizar a los ticos y ayudar cada año a sanar más pequeños.

Marcela Herrero Ballar tenía ocho años, cuando fue elegida como la primera niña símbolo de la Teletón, en 1984.

Una foto de ella en blanco y negro dando pasos con dificultad circuló en la prensa para promover las donaciones a las puertas del 85.

Su infancia no fue sencilla, pues pasó mucho tiempo en las camas del Hospital de Niños. Ella nació a los cinco meses de gestación con parálisis cerebral leve.

“Me operaron 21 veces y así fe como logré controlar mi cuello y manos. No terminé la escuela porque me la pasaba en el hospital y en casa recuperándome de las cirugías”, recuerda con humor entre todo lo que padeció siendo niña.

Hoy, a sus 36 años es mamá de dos hijos: Guillermo de 15 años y Mariángel de cuatro años y sigue siendo una palanca de empuje para quienes la rodean.

“Mis hijos son mi alegría y el motor para seguir adelante a pesar de las necesidades que pueda enfrentar”, destacó.

Con los años sus piernas fueron perdiendo la fuerza al punto de movilizarse en una silla de ruedas, prestada, desde hace seis años.

Una situación que lejos de desmotivarla le inyectó energía porque se dio cuenta que podía movilizarse sin necesidad de depender de otros.

Su madre, María Ester Vargas, es su ejemplo a seguir pues nunca permitió que se postrara en una cama.

“De pequeña la dejaba que se subiera en los árboles aunque fuera difícil porque debía aprender a esforzarse en todo”, comentó Vargas.

Sin duda sus palabras han calado en la vida de Marcela al punto de convertirse en la primera mujer en participar en la categoría de silla de ruedas, en la Maratón Maximalta 2000.

“Un grupo de amigos con quién jugaba baloncesto en silla de ruedas me motivó a participar. Al llegar a la meta solo pensé: ¡Lo hice!”.

Por sus quehaceres y responsabilidades con sus hijos, pues desde que nacieron se ha encargado de su cuido, dejó de lado el ejercicio. Sin embargo, este año espera retomar el atletismo para fortalecer sus brazos y alimentar su espíritu.

Asimismo quiere sacar su título de bachiller, aprender un idioma y alguna manualidad con la idea de ganar dinero.

“Yo he tenido ángeles en el camino, entre ellos mi mamá y una tía que me ayuda. Dios me ha permitido salir con los gastos”, dijo Herrera, que cada mañana se levanta con optimismo pese a sus limitaciones.