Lunes 16 de agosto, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Los acusados, quienes pidieron se respetara su derecho de imagen, durante el debate, cuidaron a los menores por unos tres meses, según el relato de uno de los niños.

Juicio a etapa final

Álvaro SÁNCHEZ CÓRDOBA

Ciudad Quesada.- El juicio contra una niñera de apellido Álvarez y su compañero sentimental, de apellido Marín, llegará a su fin el viernes cuando las partes den sus conclusiones y los jueves su veredicto.

Estas personas están acusadas por el homicidio del menor de 2 años y dos meses, Emmanuel Cruz, ocurrido el 7 de junio del año anterior, y quien habría recibido fuertes castigos durante su permanencia en la casa de ambos.

La acusación contra los sospechosos es por homicidio simple, sin embargo, la Fiscalía no descartó solicitar que el delito se juzgara como calificado.

Emmanuel y otros dos de sus hermanos, vivieron durante tres meses con los acusados, pues su madre, Daysie Cruz Álvarez, trabajaba en un hotel de Tilarán, en Guanacaste.

La mujer, oriunda de la comunidad de Las Azucenas en San Carlos de Nicaragua, aseguró en su relato ante los jueces que los veía poco aunque en algunas oportunidades les notó algunos golpes.

Los menores vivieron con esta familia por dos meses en Tilarán y luego se trasladaron a Aguas Claras de Upala donde falleció el menor.

Las autoridades remitieron el cuerpo a la Medicatura Forense el día que se reportó la muerte, ya que los signos de violencia que presentaba hacían presumir del síndrome del niño agredido.

Entre las lesiones encontradas, destacan, según el neuropatólogo forense del OIJ, José Manuel Valverde, un hematoma cerebral, señales de hemorragia en el nervio óptico, muestras de violentos castigos y sacudidas, y una fractura en su brazo derecho.

La Fiscalía reforzó esa versión con el testimonio del hermano de la víctima, quien relató el viernes a los jueces los castigos a los que eran sometidos él y su hermano.

Asegura que comían solo dos veces al día y que les pegaban con un mecate, un alambre y, en ocasiones, los amarraban a una silla.

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