Lunes 16 de agosto, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Los familiares prepararon ayer un altar en su casa, en Pital, para recibir el cuerpo de Germán Mena, quien falleció en un trágico accidente.
Édgar CHINCHILLA/Al Día

Crecen muertes en carretera

Édgar CHINCHILLA, corresponsal

Pital.- Las muertes en carretera crecen como la espuma en la Zona Norte, ya que con la registrada el viernes anterior, en Pital, el número de víctimas suman 23.

Esta cifra contrasta con las siete que se contabilizaron durante el 2003.

Para los oficiales del Tránsito se trata de un alarmante aumento, principalmente, por el exceso de velocidad que es reincidente en las causas de los accidentes.

El viernes en la noche, Germán Gerardo Mena Araya, un peón agrícola de 39 años, falleció tras colisionar con su motocicleta Honda de 200 centímetros cúbicos contra un pickup Nissan Frontier.

Al momento del percance, se dirigía hacia donde su mamá porque minutos antes, en compañía de una hermana, habían escogido el regalo del día de “Las Madres”.

Estas fueron las últimas “tareas” en su vida.

El accidente tuvo lugar 3 kilómetros al noreste de Pital, carretera a Veracruz.

La víctima, regresaba de la casa de su hermana Teresa, en el barrio “Disnelandia”, donde ambos se habían puesto de acuerdo en regalarle un horno de microondas a su madre Rosaura Mena Araya.

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Germán Mena (izquierda)

El motociclista encontró la muerte, exactamente, 150 metros al norte de la finca piñera IMPRORTSA.

La hipótesis policial es que la colisión sobrevino después de que Germán esquivó un tractor con carreta que estaba estacionado al lado derecho de la vía, debido a un desperfecto mecánico.

El motociclista sobrepasó al tractor pero fue, en ese momento, cuando se topó de frente con el “pickup”, el cual era conducido por un hombre de apellido Zamora.

La muerte fue inmediata.

Un sueño sin cumplir

La muerte le impidió a Mena realizarle la fiesta de 15 años a su hija programada para mañana.

La víctima era vecino de la urbanización Divino Niño, en Pital de San Carlos.

Ayer, los familiares de la víctima aún estaban a la espera del cuerpo, para velarlo y posteriormente darle sepultura.

La víctima era el mayor de 8 hermanos, vivía con su compañera, Norma Obando. Era padre de Wendoly, a quien le estaba preparando la fiesta de sus 15 años. Además tenía dos hijastros, Rachín de 18 años y Álvaro de 21.

Este hombre era muy conocido en el distrito, trabajaba en la empresa piñera FRUTEX y sus amigos y familiares lo describen como una persona tranquila y trabajadora, que en los últimos días solo hablaba de la fiesta de su hija.

Ayer, en su casa, prepararon un altar donde se realizaría su vela.

La empresa para la que trabajaba donó el ataúd y un cheque para cubrir los gastos del entierro.

Sus familiares no encontraban alivio alguno, miraban con nostalgia algunas de sus fotos y buscaban consuelo por medio de sus oraciones.

“No puedo creer que esto haya pasado, estamos sumamente dolidos, pero Dios sabe por qué hace las cosas. Solo nos queda resignarnos y aceptar su voluntad”, dijo ayer Minor Rojas Araya, hermano de la víctima.

Agregó que para la familia va a ser muy difícil, pero posiblemente el próximo lunes le hagan la fiesta a su hija, pues ese era el sueño de su hermano.

“La noche en que murió portaba en su billetera el dinero con el que pensaba comprar las cosas para la fiesta de Wendoly, ahora en familia decidiremos si cumplimos su voluntad”, agregó.

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