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Maravilloso
A las 7:25 p.m., el cielo se iluminó con un espectacular juego de pólvora frente a la fachada del Museo de los Niños.
Herbert ARLEY/Al Día
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Luces en lo alto
Espectáculo anoche en el Museo de los Niños ncalvo@aldia.co.cr
Neyssa M. CALVO ACHOY
La cara del Museo de los Niños, antigua penitenciaría, brilló anoche tanto como los rostros de los niños y sus padres que se acercaron para empezar a vivir la Navidad.
Tras la cuenta regresiva de cinco a uno, a las 6:33 p.m. se encendieron los 3 mil bombillos, lo que desató la euforia de un numeroso público que no cesó de aplaudir.
Decenas de niños subidos en los hombros de sus padres no salían de su asombro. Fue el caso de la pequeña Alisson Alfaro, de 3 años, y en cuyos ojos se reflejaban las luces que desde ayer dibujarán la fachada del castillo.
Minutos después se escucharon las voces del Coro Infantil y Juvenil Ángelus y del Coro del Museo, quienes contagiaron con villancicos a todos de la Navidad.
Sin duda, la ausencia de la lluvia y el viento se sumó para que el espectáculo, que se inició a las 5:30 p.m., fuera del agrado de quienes llegaron para ver el castillo iluminado. Primero fueron los artistas del circo “Magos del Tiempo” que cautivaron a niños y grandes con un “show” de fuego y subidos en zancos. Un paseo a BelénLos aplausos también se los robaron los actores del Museo de los Niños, con la recreación en vivo del nacimiento del Niño Dios, tal y como ha sucedido en los últimos seis años. Allí estaba a las 6:20 p.m. la Virgen María, representada por Karla Mora; José, por Josué Godínez y Aryel Miranda, de 2 meses, quien encarnó al Niño Jesús.
A la tarima también subieron un buey, tres ovejas, un caballo, una vaca y una cabra que causaron furor entre los niños que deseaban acercarse para verlos.
La historia fue narrada por Arthur Denyer, quien recordó a los presentes los pasajes bíblicos entre la Anunciación del ángel Gabriel hasta la llegada de los tres reyes magos al pesebre de Belén, donde nació Jesús.
Pasadas las 7 p.m. gotas de lluvia se mostraron amenazantes, pero nadie se movió: todos querían disfrutar del juego de pólvora.
La espera valió la pena, pues a las 7:25 p.m. un espectáculo de luces se hizo presente de nuevo en lo alto del castillo.
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