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Con orgullo, Carlos María Esquivel muestra sus creaciones a los visitantes en su taller, donde abundan imágenes religiosas, esculturas indígenas, óleos y tradicionales mascaradas.
Abelardo FONSECA/Al Día
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Apasionado del arte Carlos SALAZAR, corresponsal
Naranjo.- Esculturas e imágenes de santos, vírgenes, de Jesús Misericordioso y de la Santísima Trinidad, conviven con las mascaradas del diablo, la segua, de políticos nacionales y fauna diversa, en un taller dedicado al arte en Naranjo.
De la creatividad y manos de Carlos María Esquivel, artista autodidacta, amante de la música, de la buena conversación y guitarrista de tríos serenateros, salen esculturas, óleos y rótulos publicitarios, entre otros.
Trofeos y piezas de madera talladas, así como artesanías en cemento imitando las piedras con motivos indígenas, son fabricadas en en el taller de Esquivel, 25 metros al norte del Instituto Costarricense de Electricidad, en el centro de la ciudad.
Aseguró que sus obras ya recorren diversas ciudades de Estados Unidos y Europa, en manos de coleccionistas de arte religioso y otros que admiran las mascaradas .El Premio de Fotografía que ganó hace unos tres años Rocío Wong, en Suecia, le valió que los organizadores del concurso le compraran el juego de mascaradas fotografiado, mientras que varios coleccionistas han encargado diversas piezas. Poco espacioEn su hogar, la pequeña sala se ha convertido en sitio de exhibición, y parte del cuarto de pilas, las habitaciones y el patio hacen las veces de taller o bodega.
“Con mi hijo Germán, estamos viendo la posibilidad de conseguir un local frente a la carretera Bernardo Soto, para poder vender algunos trabajos a los turistas que llegan al país”, añadió.
Destacó que junto con Germán, profesor de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, tiene varios proyectos para comercializar sus productos.
Esquivel informó que gran parte de su trabajo de arte religioso se encuentra en diversos templos católicos de Naranjo, Zarcero, San Carlos y del resto del país.
Además, recibe muchos encargos de restauración de imágenes antiguas y valiosas. Recordó que con más de 25 años de labor artística, que le brinda el sustento familiar, se inició en la Escuela República de Colombia, en Naranjo, haciendo los dibujos de las maestras en las pizarras, “ya que era mejor dibujante que ellas”.
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