Miércoles 24 de noviembre, 2004. San José, Costa Rica.


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Campeonato Nacional 2004-2005


 

Imágenes del concierto...

Foto Principal: 856287
Viven para contarlo
El carro en que Génesis y Verónica viajaban cuando sufrieron el accidente tuvo pérdida total. Ellas en cambio, tras el tratamiento médico, volvieron a la escuela e intentan llevar una vida normal. Ayer a las 3:20 p.m. en su casa en Guápiles jugaban a abrocharse el cinturón. Esta foto fue autorizada por la madre de las niñas y es con fines ilustrativos
Allem CAMPOS/Al Día

Cuide a sus hijos

63% de niños viaja en carro sin protección

Mercedes AGÜERO ROJAS

Los hijos son lo más querido, dicen los padres, pero ese amor no siempre se traduce en protección. El 63 por ciento de los niños costarricenses viajan en automóvil sin utilizar silla para bebé o asientos de seguridad elevados.

Tal cifra se desprende de una encuesta a 348 conductores en todo el país, efectuada en setiembre y octubre por el Consejo de Seguridad Vial.

Además:

  • ¡Un cinturón, un milagro!
  • Rescatado por un ángel
  • Los resultados de este estudio serán presentados oficialmente en los próximos días.

    Ese porcentaje preocupa a las autoridades de tránsito, especialmente, por estar a pocas semanas de que se inicien las vacaciones, fiestas de Navidad y Fin de Año cuando los pequeños se exponen más a accidentes.

    Sin embargo, reconocen un avance respecto al año anterior, cuando el 92 por ciento de los conductores dijo no usar ningún dispositivo para niños.

    Las cifras tienen rostro de dolor e inocencia en el Hospital Nacional de Niños, hasta donde llegan quienes logran sobrevir a un accidente. En otros casos se extienden hasta los hogares, pues algunos menores quedan marcados de por vida.

    Marcados

    La Unidad de Traumas del Hospital de Niños, está alarmada no solo por la cantidad de menores accidentados, sino por la mayor gravedad de sus lesiones.

    La Dra. Fabiola Chacón, de la Unidad de Traumas de ese Hospital, explicó que conforme han mejorado las técnicas de reanimación y atención de emergencias, pacientes que antes morían en el sitio, ahora llegan vivos a los hospitales. “Pero presentan lesiones más severas, alta probabilidad de tener secuelas y mayor estancia en el hospital”, dijo.

    De los niños que ante un accidente son expulsados de un carro por falta de un dispositivo de seguridad o mal uso del mismo, 50 por ciento fallece en el lugar. Del porcentaje que sobrevive, 80 por ciento va a sufrir lesiones neurológicas permanentes. Por ejemplo, dificultades para el aprendizaje, hablar y caminar.

    “Algunos se recuperan con muchísimo trabajo y rehabilitación, otros no llegan a ser los mismos, nunca más”, afirma la Dra. Chacón.

    Con fuerza de elefante

    El director de Proyectos del Consejo de Seguridad Vial, Roy Rojas, explicó que los menores tienen mayor vulnerabilidad a la hora de un accidente o un simple frenazo intempestivo. “Un niño de meses, que viaje suelto en un carro a 70 kilómetros por hora, puede salir despedido por una ventana con la fuerza de una masa de tres toneladas –como si fuera un elefante adulto–”, narró.

    Esta condición no solo vuelve al niño una eminente víctima, sino que pone en riesgo a los demás pasajeros. “Si el niño sale con esa fuerza hacia adelante puede matar a otro pasajero”, comentó Rojas, quien insta a los padres a velar por la protección de los menores.

    El funcionario reconoció que la no obligatoriedad de usar esos dispositivos, así como el elevado costo de los mismos, hace el trabajo más difícil.

    Las sillas para bebés cuestan desde los ¢30 mil hasta los ¢121 mil, depende del tamaño, confort y calidad.

    A setiembre de este año, el Hospital Nacional de Niños ha recibido 142 menores víctimas de accidentes de tránsito. De ellos, el mayor número –97– eran peatones y 25, sufrieron lesiones mientras viajaban en el automóvil.

    Tránsito reportó, de enero al 15 de noviembre anterior, 20 menores fallecidos en accidentes de tránsito. Seis de ellos eran acompañantes. En criterio de los médicos, ningún niño debería morir o sufrir lesiones por falta o mal uso de sillas, “booster” (sillas especiales más altas) o cinturones.

    La realidad dice otra cosa. Los pequeños no solo son víctimas de graves lesiones por falta de esos dispositivos, sino también por el mal uso de ellos.

    Esta realidad se encarna en la vida de las pequeñas Génesis y Verónica Rojas Sánchez, de 10 y 8 años, respectivamente, quienes sufrieron un aparatoso accidente en mayo anterior. Aunque Génesis llevaba mal colocado el cinturón, éste le salvó la vida. (Ver nota adjunta).

    Por historias como éstas es que el Departamento de Traumas del Hospital de Niños ha definido prioritario crear conciencia en padres de familia y oficiales de tránsito sobre el uso de dispositivos de seguridad apropiados para niños.


    Foto Principal: 856457
    Escena prohibida
    Como regla básica, los padres de familia no deben permitir que sus hijos viajen en carro de pie o sin ningún dispositivo de seguridad. En la foto, Katherin y Fiorella Arley. La foto es ilustrativa y fue autorizada por su padre.
    Herbert ARLEY/Al Día

    ¡Un cinturón, un milagro!

    Mercedes AGÜERO ROJAS

    Un cinturón, mal puesto, lamentablemente, pero fue lo que sujetó a la vida a la pequeña Génesis Rojas.

    Todo ocurrió la noche del miércoles 21 de mayo, en Guápiles.

    Génesis Rojas, de 10 años, su hermana Verónica, de 8, y su amiguita Denis, también de 8, salieron a comer fuera de la casa. Al volante iba su padre, Gílbert Rojas. Frente a la entrada principal de Guápiles, un furgón que traía fruta perdió el control, aparentemente por exceso de velocidad, y los embistió. El carro rodó hasta una cuneta.

    En el asiento del acompañante iba Verónica, y atrás Génesis y Denis, ambas con el cinturón mal puesto. “Génesis llevaba el cinturón atado solo en el punto de abajo. No le quedó ajustado a la cadera sino más arriba. Aún así eso le ayudó a no salirse del carro”, narró su madre, Susana Sánchez. Para ella, ese día ocurrió un milagro.

    Verónica solo sufrió un rasguño en la cabeza, pero su hermana Génesis tuvo un trauma cráneo encefálico, estuvo inconsciente de cuatro a cinco días. No reconocía a nadie y decía incoherencias. Mediante una cirugía le cortaron de 15 a 20 centímetros de intestino, le repararon el colon y una arteria que se le perforó.

    Hoy su madre no se cansa de agradecer a Dios. Pero reconoce que las heridas físicas y emocionales marcaron a su hija. “La vimos muy mal y todavía sigue en rehabilitación en el INS. Se pone muy nerviosa cuando ve un camión, y como la cirugía fue de 42 puntadas, no quiere ponerse ropa de dos piezas”.

    Denis que también llevaba el cinturón mal puesto, se fracturó dos costillas y permaneció enyesada por dos meses y medio. Actualmente sigue en control médico.

    “El accidente era para que se mataran los cuatro, pero Dios no quiso. He aprendido que uno en esto no puede ser condescendiente con los niños. Por error, a veces los deja sin cinturón o que no se lo pongan como debe ser”, comentó aún consternada doña Susana Sánchez.


    Rescatado por un ángel

    “¡Un ángel lo salvó!”

    Para Sheril Madrid no hay ninguna otra explicación posible de por qué su hijo está sano y feliz. El 6 de mayo, Sheril venía de una fiesta. Su pequeño Andrés Mora, en ese entonces con 3 años y 9 meses, venía dormido y acostado en el asiento de atrás. A la par venía un amigo de Sheril.

    De pronto, un carro le golpeó el suyo por el lado izquierdo y lo volcó. El niño, que viajaba sin ninguna protección, salió expulsado por la ventana trasera del vehículo. “Cuando salí del carro vi que él estaba a unos 15 metros. No se movía. Creí que estaba grave, pero en realidad no se había despertado. Yo tenía cortadas por todo lado, al igual que las demás personas que íbamos en el carro y a mi chiquito no le pasó nada, ni un rasguño”. “Fue como si un ángel lo hubiera alzado y lo hubiera puesto ahí”, comentó..

    Andrés tenía silla para carro, pero le sirvió hasta el año y medio. Sheril comenta que pretendía comprarle otra, pero no lo había hecho pensando que como ella andaba con cuidado no había peligro.

    A su vehículo lo declararon con pérdida total, por lo que Sheril y Andrés volvieron al bus.

    “Ahora estamos más unidos. Los papás debemos tomar todas las precauciones, porque no hay nada que uno ame más que a los hijos y una forma de demostrarlo es protegiéndolos”, narró la feliz madre.

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