Martes 12 de octubre, 2004. San José, Costa Rica.


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Tragedia
Rebeca Ortega, de 26 años, fue asesinada frente a su casa, en San Rafael de Guatuso el domingo supuestamente a manos de su excompañero, de apellido Reyes, detenido ayer.
Édgar CHINCHILLA, corresponsal/Al Día

Detienen a sospechoso de homicidio

Mujer asesinada el domingo en Guatuso

Marcela DELGADO
Édgar CHINCHILLA, corresponsal

Un hombre de apellido Reyes fue detenido, ayer al mediodía, en El Pavón de Los Chiles, como principal sospechoso de asesinar de cinco balazos a su excompañera, Rebeca Ortega, de 26 años, en San Rafael de Guatuso el domingo.

La detención la hicieron policías de ese lugar, cuando supuestamente el sospechoso intentaba cruzar la frontera.

Además:

  • Policía evitó nueva tragedia
  • “Aparentemente él llegó a pedir a un vecino de la frontera, en Santa Cecilia, que lo ayudara a pasar a Nicaragua. Como ese vecino lo vio muy sospechoso, nos alertó”, dijo un policía del sector ayer.

    Según la versión policial, el sujeto lucía bastante nervioso.

    Miembros de la Fuerza Pública le solicitaron la cédula al sospechoso y corroboraron que se trataba de la persona buscada por el asesinato de la mujer.

    Reyes, de 28 años, le habría propinado los balazos a su excompañera frente al apartamento que alquilaban en San Rafael de Guatuso, a las 4 p.m. del domingo, luego de que discutieron.

    Las balas le impactaron en el abdomen, el cuello, la espalda y dos en el muslo derecho.

    El sospechoso tenía medidas cautelares, por lo que no podía acercarse a la víctima.

    El sospechoso fue trasladado ayer mismo a la Fiscalía de Guatuso, donde le solicitarían prisión preventiva. Pero al cierre de edición no fue posible confirmar la cantidad de días que deberá pasar en la cárcel temporalmente.

    En lo que va del año, se registran 15 mujeres asesinadas por sus compañeros, dos de ellas en la Zona Norte (ver recuadro).

    “Ayúdeme patrón”

    “Ayúdeme patrón, ayúdeme, cuiden a mis chiquitos, no me quiero morir”, dijo Rebeca Ortega, cuando agonizaba por la agresión que le habría propinado su excompañero.

    “Yo estaba en la casa cuando escuché las detonaciones, por precaución esperé algunos segundos y luego decidí ir a ver lo que pasaba. Cuando llegué, me encontré a la muchacha agonizando, estaba boca abajo. Fue muy impactante”, manifestó ayer Geovanny Artavia Herrera, quien desde hacía un año era el patrón de la mujer.

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    Rebeca Ortega/Al Día

    Artavia llamó de inmediato a la Cruz Roja, que trasladó a la mujer a la clínica local donde ingresó a las 5:10 p.m. y falleció hora y media después.

    “Ella presentaba muerte neurológica, sangraba mucho, la atendimos entre dos médicos, tratamos de estabilizarla para trasladarla al Hospital de San Carlos y por más esfuerzo que realizamos para salvarla, no fue posible”, manifestó la médico Mariela Tarancón.

    Sin misericordia

    Según vecinos y allegados a la víctima, lo ocurrido era algo que se esperaba, pues constantemente la mujer se quejaba de las amenazas y golpes que su compañero le propinaba.

    Aseguraron que con frecuencia se le notaban moretones en distintas partes del cuerpo.

    Ella ya había presentado dos denuncias contra el hombre y la Fiscalía de Guatuso le impuso al sospechoso no acercarse a su compañera.

    El matrimonio y los niños vivían en La Betania de Guatuso, pero debido a las agresiones que sufría la mujer, decidieron trasladarse a San Rafael, el 11 de junio anterior.

    Tres días después, Reyes la visitó y la amenazó con quitarle a los niños y le dijo que la mataría si lo denunciaba, según vecinos.

    Al día siguiente, la mujer entabló otra denuncia contra el hombre y la Fiscalía de Guatuso le amplió las medidas de protección hasta el 18 de noviembre, lo cual no alcanzó para proteger a la nicaragüense.

    Anunciada

    Diez minutos antes de darse los hechos, Reyes hizo una llamada telefónica a la casa de los patrones de su excompañera, preguntó por sus hijos y pidió hablar con su esposa.

    “Lo escuché muy nervioso y como desesperado, me dijo que quería hablar con su señora, yo crucé la calle y le llevé el teléfono”, manifestó ayer Wilfren Artavia, hijo de los jefes de la víctima.

    Agregó que conversaron durante cinco minutos.

    “Cuando ella me entregó el teléfono no noté nada extraño, solo me dio las gracias, me fui de nuevo para la casa y unos 10 minutos después sobrevino la tragedia”, comentó el joven.

    Katherine López, hermana del agresor, aseguró que “nunca supe que mi hermano tuviera un arma. Sí estaba enterada que tenía muchos problemas con mi cuñada, pero nunca me imaginé que fuera a llagar a esto”.

    Linda González fue una de las vecinas que convivió más de cerca con la víctima en los últimos días, pues se encargaba de cuidarle a los niños mientras ella trabajaba.

    “Ella vivía muy temerosa. No le gustaba que me alejara de los niños y siempre me pedía que no la dejara sola en la casa, pues temía que él llegara a hacerle daño”, manifestó la mujer.

    Señaló que la tarde del domingo, dos de los niños estaban con la cuñada de la víctima y ella salió a dar una vuelta con el otro menor.

    “Nunca la dejaba sola en casa, no me imaginé que en unos minutos de ausencia su esposo iba a llegar a cometer algo tan horrible”, apuntó.


    Policía evitó nueva tragedia

    Policías de la Fuerza Pública de Aserrí detuvieron ayer a un hombre de apellido Hernández, de 23 años, luego de que supuestamente agrediera a su ex compañera, una mujer de apellido Ramos y de 24 años, en el barrio Los Ángeles de Aserrí.

    Según la policía, un juez le dictó medidas de protección a favor de la mujer como no acercarse a la vivienda, lo que irrespetó ayer.

    Tras ingresar al dormitorio donde estaba la mujer, la golpeó varias veces y la tomó del cabello. Luego la introdujo en un vehículo, en el que intentó escapar hacia Desamparados.

    En ese momento, la Fuerza Pública capturó a Hernández cerca del puente sobre el Río Cañas, en el límite entre Aserrí y Desamparados.

    El sospechoso fue puesto a la orden del Ministerio Público.

    Este forma parte de los antecedentes de violencia doméstica que agrandan las cifras en nuestro país.

    El 4 de agosto anterior, un hombre de apellido Fonseca, que decía estar enamorado de Elieth Vega, de 34 años, la mató con cuatro puñaladas.

    El 31 de julio, la víctima fue Maricela Segura, de 32 años, madre de dos hijos, quien fue degollada mientras dormía, por su pareja, de apellido Vílchez, de 21 años.

    El 12 de abril, en Veracruz de Pital, una mujer de apellido Moreno fue apuñaleada por su pareja.

    Según las estadísticas del Instituto de la Mujer (INAMU), de enero a junio del año pasado habían muerto 10 mujeres. En ese mismo período del 2004 ya se contabiliazaban 15 víctimas.

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