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Terror
Una mujer y su bebé eran liberadas ayer junto a otras 24 personas a las puertas de la escuela tomada por un comando terrorista, desde el miércoles, en la ciudad de Beslán, república rusa de Osetia del Norte.
EFE/Al Día
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Terror se apodera de Moscú
Frecuentes atentados con saldo mortal
Moscú/AFP. El miedo se apoderó ayer de los habitantes de Moscú, que vieron cómo los atentados se sucedían durante los últimos días en Rusia y se preguntaban cuál será el próximo objetivo de los terroristas.
Conocidos por su entereza frente al peligro, los moscovitas empezaron a desconfiar del sistema de seguridad de su ciudad, al ver cómo se multiplicaban los ataques, que en total causaron 111 muertos, incluidos los presuntos terroristas, en nueve días.
“Empiezo a estar asustada, explotan bombas por todas partes”, dice Zoya, una jubilada de 71 años. “Estoy muy preocupada. Está muriendo gente en ataques todo el tiempo. No sé cómo va a terminar todo esto”, lamenta.
Noventa pasajeros perecieron la semana pasada en dos aviones de aerolíneas rusas que habían salido del mayor aeropuerto de Moscú y que estallaron en pleno vuelo, casi al mismo tiempo. Las autoridades reaccionaron incrementando las medidas de seguridad, mientras la investigación parecía apuntar a dos mujeres de apellidos chechenos.
Justo una semana después, una kamikaze hizo estallar una bomba frente a una estación de metro de Moscú. El balance, nueve muertos incluyendo a la suicida, supuso un duro golpe para la creencia de que las autoridades eran capaces de garantizar la seguridad en la capital.
Y ayer, cuando todo el país miraba impotente por segundo día consecutivo cómo un comando de hombres y mujeres fuertemente armados mantenía retenidas a cientos de personas, incluidos muchos niños, en una escuela del Cáucaso, la tradicional resistencia psÍquica de los rusos empezó a resquebrajarse.
Para los moscovitas, estos ataques abren antiguas heridas, puesto que la ciudad ya sufrió varios atentados mortales de los rebeldes chechenos. Los más recientes tuvieron lugar en un concierto de “rock”, en el metro y frente a un gran hotel cerca del Kremlin.
Y el secuestro masivo en Osetia del Norte recordó a la del teatro de la Dubrovka, en octubre de 2002, que terminó dramáticamente con la muerte de 129 espectadores por el gas utilizado en el asalto contra los terroristas.
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