Viernes 3 de septiembre, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Tribuna libre

Respeto a la democracia

Samuel Yankelewitz

Como costarricense veo con mucha preocupación los hechos tan lamentables que se han sucedido en los últimos días.

En Costa Rica, país con una amplia trayectoria democrática y reconocido internacionalmente, los conflictos se resolvían conversando, no violentando derechos fundamentales de la mayoría de los ciudadanos.

Sin embargo, se sienta un grave precedente al firmar acuerdos bajo la presión de grupos minoritarios, cuya única arma es el bloqueo de las vías públicas, medida con la que lo único que consiguen es violentar la legalidad y el Estado de Derecho.

Como ciudadanos de una nación democrática no debemos renunciar a la posibilidad de dialogar, a discutir sobre la base del respecto y teniendo siempre presente que el gobierno de turno lo es por un mandato de la mayoría.

Cada cuatro años, elegimos a nuestros representantes para que gobiernen el país de acuerdo con un plan debidamente presentado y aprobado. Pero la verdad es que todo gobierno tiene cierto margen para trabajar en aras del bienestar común.

Lo importante es no perder el norte como país. La mayoría elige a sus representantes y, como tales, están en todo el derecho de exigir cuentas y pedir explicaciones. Todo esto es válido, siempre y cuando se haga con respeto y sin atropellar los derechos de la colectividad.

La paz social es un principio fundamental y se debe preservar sin duda alguna. Este aspecto también caracteriza a Costa Rica. Pero la paz no es un estado permanente en situación de pobreza. La pobreza se manifiesta de muchas formas, y la violencia es una de ellas.

Como país debemos actuar con vehemencia y convicción para disminuir ese 20 por ciento de hogares que viven en condiciones de auxilio económico. Pero esto es trabajo de todos, desde el más humilde costarricense hasta el Presidente de la República.

Entonces, la pregunta es: ¿cómo se disminuye la pobreza? Solo hay una forma sana y es produciendo más. Debemos trabajar fuerte, ampliar mercados, crear oportunidades, generar fuentes de empleo y fomentar las condiciones necesarias para que esto se dé.

La pobreza no se resuelve obstruyendo la producción nacional, sino fomentándola. No equivoquemos el camino.

El sector productivo privado de Costa Rica genera ocho de cada diez empleos en el país. Y ha demostrado que tiene potencial para generar muchos más.

Por ello es importante dialogar sobre las necesidades que se deben enfrentar cuanto antes, en procura de generar las condiciones necesarias que, como país, nos permitan mejorar.

El respeto, el diálogo y la eliminación de privilegios de unos en detrimento de otros es fundamental para seguir creciendo.

No sigamos obstruyendo el progreso con argumentos falaces.

No pongamos más obstáculos al crecimiento y a la estabilidad, y respetemos los principios democráticos de nuestro país, que es lo que nos ha hecho grandes por tanto tiempo.

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