Martes 28 de septiembre, 2004. San José, Costa Rica.


Campeonato Nacional 2004-2005


 

Imágenes del concierto en El Palacio de los Deportes...

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Una buena comunicación, sin imponer los “no” y los “debería”, fomenta el positivismo entre los miembros de la familia.
Rafael PACHECO/Al Día

¡Sí se puede!

Una buena actitud es la solución a sus problemas

Neyssa M. CALVO

¿Se ha dado cuenta de la cantidad de veces que ha escuchado “ahí voy, pasándola” o ha dicho “sobrevivo” cuando alguien le pregunta cómo está? ¿Siente que detrás de esas respuestas va dejando una estela derrotista ante la vida? Lo mismo le sucede a las personas que dicen “pura vida” para esconder vidas tristes y confusas.

Se trata de gente pesimista que se niega la posibilidad de actuar positivamente y de utilizar esa actitud como herramienta para enfrentar los obstáculos de la vida.

Los psicólogos Yolanda Hurtado y Erick Quesada coinciden en que tener pensamientos positivos es algo vital para tener “calidad de vida”.

Aunque al principio sea difícil, los “no” y los “nunca” deben ser desechados del lenguaje, especialmente cuando se habla con los niños.

Una actitud negativa podría ser la causante de una mala nota en un examen cuando, anticipadamente, el estudiante piensa que “seguro le irá como un quebrado” o llega a “ver qué logra”, recalca Hurtado.

Según esta psicóloga, una persona así no disfruta de sus momentos de alegría porque sospecha hasta de la misma felicidad que experimenta. Además, es más vulnerable al dolor, menos tolerante ante la frustración y adopta con facilidad frases como “a mi siempre me va mal”, “nadie me quiere”, “ahorita me muero” y “no voy a salir porque me da miedo que algo pase”.

De esa forma, aclara la especialista, se pierde muchas citas con la alegría, el éxito y el gozo de enfrentar retos que le harán una persona más plena.

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Los expertos recomiendan usar siempre palabras positivas para dirigirse a los niños. Eso fortalece su autoestima.
Archivo/Grupo NaciónAl Día

Al final, recalca Hurtado, se priva de disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida.

Herencia

Ser positivo es el resultado, muchas veces, de lo aprendido en el seno del hogar. Quesada considera que el pesimismo es transmitido de padres a hijos, como una cadena.

Este psicólogo explica que, para los niños, lo que digan sus progenitores es santa palabra, por lo que dirigirse a los menores con frases como “eres un bueno para nada” o “un fracasado, un tonto”, es muy peligroso, pues se corre el riesgo de etiquetarlos hasta la vida adulta.

Para salir de ese círculo vicioso, formado desde la niñez, es preciso tomar en cuenta lo siguiente:

1. Conocerse a uno mismo, pues eso da confianza para saber cuáles son la limitaciones y virtudes.

2. Plantearse metas acordes con la realidad, es decir aquellas que es posible alcanzar; al ver los logros la persona empezará a pensar positivamente.

Hurtado menciona que una buena actitud se inicia en casa con algo tan sencillo como decir “buenos días” y “gracias”. Además, los padres de familia deben ayudar a sus hijos mediante estímulo y diálogo; también con menos sermones con el “debería” y el “no” y menos regaños delante de terceras personas.

Ese método sirve no solo para los niños sino también para la pareja y otros familiares que conviven en el mismo hogar.

Lo más importante, dice Hurtado, es repetirse a uno mismo que sí se puede aprender a ser positivo y, sobre todo, pensar que esa actitud le ayudará a enfrentar las dificultades de la vida.

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