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Dios y agua Así lucía Sixaola el lunes. Luego de tres días de lluvias, algunas familias seguían en los techos de sus casas. Abelardo FONSECA/Al Día
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Limón nos dejó al desnudó
Tardía respuesta ante desastres naturales Mercedes AGÜERO ROJAS maguero@aldia.co.cr
Roxana Guzmán se quedó la tercera noche de lluvias-lunes-, en media calle, cuidando lo poco que tenía, pues su casa estaba inundada.
"Nadie se acercó a ver si nos podían sacar las cosas", reclamó entre dolor y rabia esta vecina de Penshurt en el Valle de la Estrella.
Testimonios como éste se repiten a lo largo y ancho del Caribe, donde las recientes lluvias dejaron al desnudo las debilidades del país para enfrentar desastres naturales.
Los afectados reclaman debido a la acción tardía de las autoridades.
Y es que si las inundaciones en Limón son una historia renovada cada año. ¿Entonces cómo explicar que familias debieran permanecer tres días refugiadas en los techos? ¿Por qué no evacuaron las localidades a tiempo? ¿Dónde se falló? ¿Qué se podría esperar en un desastre mayor?
La Comisión Nacional de Emergencia sostiene que respondió en forma efectiva en los primeros momentos de la emergencia, alertando y evacuando a la población en riesgo. Alerta a tiempoWérner Stolz, encargado de la Gestión de Análisis del Instituto Meteorológico Nacional, prefirió no referirse a la atención de la emergencia, pues eso le toca a la CNE. Dijo que dieron un primer aviso el viernes 8 de enero y otro el sábado 9. En elllos se decía que se avecinaba un período lluvioso, de temporal y se recomendaba estar pendiente de las zonas propensas a derrumbes e inundaciones.
"Lo que no se puede saber es la cantidad de lluvia que va a caer", comentó.
En este caso, las lluvias superaron el registro de los últimos 35 años. El 8 de enero cayeron en Limón 345 milímetros de agua. El máximo que registrado era de 298 milímetros, en 1970.
Aunque los sistemas de pronósticos en el país han mejorado, según Stolz, falta capacitación de personal, estaciones satélitales, radares y sistemas de alerta temprana. "Eso nos ayudaría a mejorar los pronósticos y el monitoreo en tiempo real: poder ver las cantidades de lluvia caídas por hora", indicó.
Al consultarle al presidente de ese órgano, Luis Diego Morales ¿por qué no emitió mensajes alertando a los pobladores de las zonas más propensas a inundarse o se las sacó de sus viviendas antes de que se anegaran totalmente?, mediante un correo electrónico contestó:
"No se estableció un nivel de alerta operativo puesto que el pronóstico establecía un aumento de las lluvias, no una condición de precipitación extrema en un período de tiempo tan corto...". Agregó que sí se alertó a los comités locales de emergencia.
El domingo en la madrugada, aseguró, se activaron los primeros albergues y se invitó a pobladores a dejar sus viviendas, pero algunos no hicieron caso a la recomendación.
"...el número de personas que lamentablemente tuvieron que esperar la ayuda dos o tres días después fue porque las condiciones del tiempo impidieron el ingreso a las comunidades", aseveró. Pangas en las bodegasAl Día pudo constatar que en la zona se carecía de pangas para sacar gente. Sin embargo, la CNE informó que sí cuenta con estos equipos en sus bodegas. "Requerimos que las mismas comunidades se comprometan para su operación, custodia y mantenimiento".
Para el doctor Alejandro Santander, asesor para Centroamérica del Área de Preparativos para Emergencias y Socorro en casos de Desastre de la OPS,
nunca se puede saber con exactitud el grado de preparación que se tiene para atender un desastre natural.
Sin embargo, estimó que el país está bastante bien con respecto a otras naciones de la región,
El principal reto sigue siendo la inversión y capacitación.
En el caso concreto de Limón, opinó que los cuerpos de socorro respondieron como debían dentro de sus limitaciones.
Para otros expertos locales, como el jefe nacional de Operaciones de la Cruz Roja,
Guillermo Arroyo, Limón requiere mano dura: el Gobierno debería desalojar a la fuerza a muchas personas que podrían estar en riesgos con el frente frío que azotaría la zona del Caribe en las próximas horas.
Según Arroyo, toda la comunidad de Sixaola debe ser reubicada en otros sitios, pues en ocho meses o en dos años volverá a sufrir a causa de las aguas.
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¿Y el Gobierno? María Edela Duarte, vecina de Sixaola, (sentada al centro), preguntó el miércoles por qué el Gobierno no actúo más rápido. Abelardo FONSECA/Al Día
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"Nos salvaron los vecinos" Erick CARVAJAL M. ecarvajal@aldia.co.cr
María Edela Duarte, vecina de Sixaola, y su familia fueron rescatadas por una lancha de una iglesia cristiana.
El miércoles, cuando apenas ingresaba la Cruz Roja al lugar, dijo que no hubo ninguna acción del Gobierno para ayudarlos.
"Si no hubiera sido por eso, no sé que hubiera pasado", comentó Duarte, visiblemente indignada.
Su sentimiento era compartido por la mayoría de las personas que estaban en la calle principal de Sixaola.
Todos, con grandes necesidades, pero sobre todo, asustados porque pensaron en algún momento que iban a morir.
Ese sentimiento fue el que embargó a casi 90 personas en Daytonia de Sixaola.
Albergadas en una planta empacadora, solamente observaban cómo el agua subía y no podían hacer nada.
Las historias de este tipo abundan en los pueblos del Caribe Sur. Y la mayoría de sus pobladores exigen una mayor atención de Gobierno.
Duarte dijo que se sienten abandonados, que los dejaron a su suerte.
"Nadie vino a ver qué pasaba con nosotros", dijo.
Guillermo Arroyo, jefe de Operaciones de la Cruz Roja, comentó que en los primeros sobrevuelos que hizo en la zona pensó que habían muerto muchas personas.
"Era impresionante ver cómo el agua había tapado las casas y mucha gente estaba en los techos. Gracias a Dios no fueron más las víctimas.
Números
6.500: personas han regresado a sus hogares
22: albergues temporales permanecen abiertos
2.061: personas refugiadas en Talamanca
66: puentes afectados
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